Fabian Leendertz, un veterinario que ha ayudado a rastrear el origen de algunos de los brotes de enfermedades más mortales del mundo, fue nombrado Campeón de la Tierra 2020 en la categoría de Ciencia e Innovación.
Leendertz ha dirigido originales investigaciones sobre patógenos como el ántrax y el ébola, y ha explorado cómo los contagios saltan entre animales y humanos. En 2014, dirigió al grupo de investigadores que encontró el origen de un brote de ébola en un solo árbol lleno de murciélagos en Guinea.
“Lo increíble es hacer ciencia que tenga un efecto”, dijo Leendertz. “Trabajar en un entorno innovador y alcanzar a ver el efecto que está teniendo es realmente alentador".
Leendertz se interesó por primera vez en las enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que saltan entre humanos y animales, cuando realizaba una investigación de doctorado sobre chimpancés en Costa de Marfil. Fue el inicio de una carrera vitalicia en la ecología de los primates y los patógenos, que son los microorganismos que transmiten las enfermedades.
“Comencé centrándome en la salud y la enfermedad de estos chimpancés silvestres”, explica Leendertz. “A partir de ahí, el siguiente paso lógico era averiguar si los patógenos que habíamos encontrado en los grandes simios también se encontrarían en la población humana, e investigar de dónde provenían”.
Ahora dirige el Leendertz Lab, especializado en zoonosis, del Robert Koch Institut de Berlín. Su equipo investiga las fuentes y reservorios de microorganismos en primates silvestres y otros animales, y su transmisión entre especies. Leendertz fue seleccionado recientemente como uno de los diez investigadores asignados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para investigar el origen de la pandemia de la COVID-19.
La investigación del origen del ébola
En 2014, días después de que se confirmara el ébola en Guinea, Leendertz dirigió a un equipo de 17 antropólogos, ecólogos y veterinarios encargados de encontrar el origen del brote del virus. Su trabajo se centró en el pueblo de Meliandou, donde se encontraron algunos de los primeros casos.
“Cuando le dijimos a los residentes que estábamos allí para averiguar cómo había sucedido, se mostraron gustosos de ayudar”, explica. “Ellos guiaron a nuestro equipo, porque conocen su pueblo, saben dónde están los animales”.
Su información le permitió al equipo rastrear el brote desde el niño de dos años que los científicos llamaron paciente cero, en Meliandou, hasta un árbol que alojaba una colonia de murciélagos angoleños de cola larga. Se sospecha que estos murciélagos son unos de los reservorios del ébola.
Leendertz reconoce de entrada a los científicos locales de distintas partes de África con quienes colabora en estas investigaciones de patógenos. Estos equipos interdisciplinarios con enfoques polifacéticos han sido clave para rastrear los orígenes de las enfermedades.
Leendertz incorpora un enfoque de Una sola Salud en su trabajo sobre brotes de enfermedades zoonóticas. Esto se refiere a la integración de conocimientos de salud pública, medicina veterinaria y medio ambiente. Su laboratorio es parte de la Red africana para la mejora del diagnóstico de la epidemiología y el manejo de agentes infecciosos comunes (Andemia, por sus siglas en inglés). En su trabajo con cuatro países asociados —Burkina Faso, Costa de Marfil, República Democrática del Congo y Sudáfrica—, la red ayuda a los Estados a detectar y prevenir enfermedades infecciosas comunes, incluida la COVID-19, así como a responder a ellas.
El riesgo creciente de las pandemias
Tras sus dos décadas de trabajo en el campo, Leendertz dice que las enfermedades con “potencial pandémico” amenazan cada vez más a la humanidad.
El crecimiento de la población urbana, la expansión agrícola y la minería ilegal están destruyendo las zonas de amortiguamiento que separan a los humanos de los animales silvestres, incluso dentro y alrededor de los parques nacionales. “Con más gente y más presencia en los parques, el riesgo de intercambio de patógenos entre los humanos y la vida silvestre es creciente”.
Una vez que una enfermedad da el salto, su potencial para convertirse en una pandemia también ha aumentado, dice. “La gente está más conectada. El acceso a áreas remotas es cada vez mejor, por lo que si un patógeno se desborda a la población humana, es más fácil que llegue a una gran ciudad y desde allí viaje alrededor del mundo”.
Leendertz advierte que las enfermedades también pueden pasar de las personas a los animales, a veces con efectos devastadores. Los grandes simios que estaba estudiando en el Parque Nacional de Tai en Costa de Marfil, por ejemplo, estaban siendo infectados inadvertidamente por guías e investigadores. El trabajo de Leendertz llevó a la publicación de las Pautas de higiene y capacitación para humanos, incluidos los turistas, que ingresan a los parques nacionales con grandes simios.
Junto con 25 expertos, Leendertz publicó también una carta en Nature en la que se pide que el turismo y los viajes de investigación se detengan durante la pandemia de la COVID-19, por temor a que la enfermedad pueda afectar a la población de simios. Señalaron que “dichos esfuerzos deben incluir formas de compensar la pérdida de ingresos para el sector turístico y evitar interferir con el trabajo para salvar vidas humanas”.
“2020 nos ha demostrado lo devastadoras que son las pandemias para nuestras vidas y nuestras economías. La investigación que el Dr. Leendertz ha realizado durante las últimas dos décadas es crucial para ayudarnos a comprender no solo de dónde provienen estas enfermedades, sino también qué las está provocando”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
“La ciencia nos ha dejado claro que si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo nuestros ecosistemas, entonces podemos esperar ver un flujo constante de enfermedades zoonóticas en los años venideros. Para prevenir futuros brotes, debemos proteger y restaurar nuestro entorno natural”, añadió Andersen.
Leendertz está convencido de que todos pueden ayudar a proteger a los animales silvestres al tomar decisiones como consumidores y elegir a los políticos que los representen. “El medio ambiente y la salud humana y animal están conectados”, dice. “Necesitamos ver este panorama más amplio y apoyar a quienes trabajan y luchan para proteger y restaurar la naturaleza”.
El premio anual Campeones de la Tierra se otorga a destacados líderes de gobierno, la sociedad civil y el sector privado cuyas acciones han tenido un impacto positivo sobre el medio ambiente.
El doctor Fabian Leendertz es uno de los seis ganadores que se anunciaron en diciembre de 2020, en el umbral del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030.
Al mostrar el importante trabajo que se está realizando en el frente del medio ambiente, los premios Campeones de la Tierra tienen como objetivo inspirar y motivar a más personas a actuar en favor de la naturaleza.