La Dra. Purnima Devi Barman, Campeona de la Tierra en la categoría Visión Emprendedora de este año, era solo una niña cuando desarrolló una simpatía por las cigüeñas, un ave que se convertiría en la pasión de su vida.
A la edad de cinco años, enviaron a la Dra. Barman a vivir con su abuela a orillas del río Brahmaputra en el estado indio de Assam. Separada de sus padres y hermanos, la niña se sintió desconsolada. Para distraerla, la abuela de la Dra. Barman, una granjera, comenzó a llevarla a los arrozales y humedales cercanos para enseñarle las aves que había allí.
“Vi cigüeñas y muchas otras especies. Ella me enseñó canciones de pájaros. Me pidió que cantara para las garcetas y las cigüeñas. Me enamoré de las aves”, afirmó la Dra. Barman, una bióloga de vida silvestre que ha dedicado gran parte de su carrera a salvar a la gran cigüeña ayudante, en peligro de extinción, la segunda especie de cigüeña más rara del mundo.
Una especie en declive
En la actualidad existen menos de 1.200 grandes cigüeñas ayudantes maduras, menos del 1% de lo que eran hace un siglo. El drástico descenso de su población se debe en parte a la destrucción de su hábitat natural. Los humedales donde prosperan las cigüeñas han sido drenados, contaminados y degradados, reemplazados por edificios, carreteras y torres de telefonía móvil a medida que la urbanización de las áreas rurales se acelera. Los humedales nutren una gran diversidad de vida animal y vegetal, pero en todo el mundo están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques debido a las actividades humanas y al calentamiento global.
Conflicto entre humanos y vida silvestre
Después de obtener un título de máster en zoología, Purnima Barman comenzó un doctorado sobre la gran cigüeña ayudante. Sin embargo, al notar que muchas de las aves con las que había crecido ya no existían, decidió retrasar su tesis para centrarse en mantener viva la especie. Comenzó su campaña para proteger a la cigüeña en 2007, centrándose en las aldeas del distrito de Kamrup de Assam, donde las aves estaban más concentradas y eran menos bienvenidas.
Aquí se denigra a las cigüeñas por hurgar en los cadáveres, llevar huesos y animales muertos a los árboles donde anidan, muchos de los cuales crecen en los jardines de las personas, y por dejar excrementos malolientes. Los animales miden alrededor de 5 pies (1,5 metros) de altura con una envergadura de hasta 8 pies (2,4 metros) y los habitantes de los pueblos a menudo prefieren talar árboles en sus patios traseros que permitir que las cigüeñas aniden en ellos. “El pájaro fue totalmente incomprendido. Se les trató como un mal augurio, mala suerte o portadores de enfermedades”, dijo Purnima Barman, quien también fue objeto de burlas por intentar salvar las colonias de anidación.
El conflicto entre las personas y la vida silvestre es una de las principales amenazas para las especies silvestres, según un informe de 2021 del Fondo Mundial en favor de la Naturaleza (WWF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este conflicto puede tener repercusiones irreversibles en los ecosistemas que sustentan toda la vida en la Tierra. El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas brinda la oportunidad de movilizar a la comunidad mundial para reequilibrar la relación entre las personas y la naturaleza.
'Ejército Hargila'
Para proteger a la cigüeña, Barman sabía que tenía que cambiar la percepción del ave, conocida a nivel local como “hargila” en idioma asamés (que significa “tragahuesos”) y movilizó a un grupo de mujeres del pueblo para que la ayudaran.
Hoy, el “Ejército Hargila” está formado por más de 10.000 mujeres. Protegen los lugares de anidación, rehabilitan a las cigüeñas heridas que se han caído de sus nidos y organizan “baby showers” para celebrar la llegada de las crías recién nacidas. La gran cigüeña ayudante aparece de forma regular en canciones populares, poemas, festivales y obras de teatro.
La Dra. Purnima Barman también ha ayudado a proporcionar telares e hilo a las mujeres para que puedan crear y vender textiles decorados con motivos de la «hargila». Este emprendimiento no solo genera conciencia sobre el ave, sino que también contribuye a la independencia económica de las mujeres, mejorando sus medios de vida e inculcando el orgullo y el sentido de propiedad en su trabajo para salvar a la cigüeña.
Desde que Purnima Barman comenzó su programa de conservación, la cantidad de nidos en las aldeas de Dadara, Pachariya y Singimari en el distrito de Kamrup ha aumentado de 28 a más de 250, lo que la convierte en la colonia de cría de cigüeñas ayudantes más grande del mundo. En 2017, la Dra. Barman comenzó a construir altas plataformas de anidación de bambú para que las aves en peligro de extinción pudieran incubar sus huevos. Sus iniciativas se vieron recompensadas un par de años más tarde cuando las primeras crías de la gran cigüeña ayudante nacieron en estas plataformas experimentales.
Restaurando ecosistemas
Para la Dra. Barman, salvaguardar a la cigüeña ayudante significa proteger y restaurar sus hábitats. El Ejército Hargila ha ayudado a las comunidades a plantar 45.000 árboles jóvenes cerca de árboles donde anidan las cigüeñas y humedales con la esperanza de que sirvan de apoyo a futuras poblaciones de cigüeñas. Hay planes para plantar otros 60.000 árboles jóvenes el próximo año. Las mujeres también realizan campañas de limpieza en las riberas de los ríos y en los humedales para eliminar el plástico del agua y reducir la contaminación.
“El trabajo pionero de conservación de Purnima Devi Barman ha empoderado a miles de mujeres, mediante la creación de empresarias y la mejora de los medios de vida, al mismo tiempo que ha salvado a la gran cigüeña ayudante del borde de la extinción”, afirmó Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA. “El trabajo de la Dra. Barman ha demostrado que el conflicto entre los humanos y la vida silvestre se puede resolver en beneficio de todos. Al destacar el impacto dañino que la pérdida de humedales ha tenido sobre las especies que se alimentan y se reproducen en ellos, nos recuerda la importancia de proteger y restaurar los ecosistemas”.
La Dra. Barman dice que una de sus mayores recompensas ha sido el sentido de orgullo que se ha inculcado en el Ejército Hargila y espera que su éxito inspire a la próxima generación de conservacionistas a perseguir sus sueños. “Ser una mujer que trabaja en conservación en una sociedad dominada por hombres es un desafío, pero el Ejército Hargila demostrado cómo las mujeres pueden marcar la diferencia”, agregó.