El interés de Constantino Aucca Chutas por la conservación comenzó hace tres décadas con el trabajo de campo que realizó como estudiante de biología en Cusco (Perú).
En ese momento, las impresionantes laderas de los Andes de Perú que rodeaban la ciudad estaban sometidas a la presión de la explotación forestal y la agricultura en expansión.
“La conservación se convirtió en una necesidad”, dijo Constantino Aucca recientemente durante una entrevista con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Su vocación de defensa de la naturaleza se fortaleció a instancias de sus abuelos, Indígenas agricultores quechuas. “Me dijeron: mira, tu nombre es Aucca, significa guerrero. Intente hacer algo por nosotros, los agricultores”.
Constantino Aucca ha dedicado los últimos 30 años a cumplir con esa petición y lidera a las comunidades locales en un esfuerzo por proteger los bosques en América del Sur, que son fundamentales para combatir el cambio climático y albergan especies únicas de plantas y animales.
La Asociación de Ecosistemas Andinos, que Constantino Aucca fundó en 2000, ha plantado más de 3 millones de árboles en Perú y protegido o restaurado 30.000 hectáreas de terreno.
Por sus esfuerzos, Constantino Aucca ha sido nombrado Campeón de la Tierra en la categoría Inspiración y Acción, el máximo galardón ambiental de las Naciones Unidas.
América Latina y el Caribe son el hogar de algunos de los ecosistemas forestales con mayor biodiversidad del mundo, sin embargo, más del 40% de los bosques de la región han sido talados o degradados para dar paso a proyectos mineros, agrícolas y de infraestructura.
La iniciativa de conservación dirigida por la comunidad de Constantino Aucca ha ayudado a las comunidades Indígenas, un grupo tradicionalmente marginado, a garantizar los derechos jurídicos sobre sus tierras y establecer áreas protegidas para sus bosques autóctonos.
“El trabajo pionero de Constantino Aucca Chutas nos recuerda que las comunidades Indígenas están a la vanguardia de la conservación”, afirmó Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA. “Como algunos de los mejores custodios del mundo natural, sus contribuciones a la restauración de los ecosistemas son inestimables y no pueden llegar en un momento más urgente para el planeta”.
Restaurando los 'bosques de nubes'
La Asociación de Ecosistemas Andinos ha movilizado a miles de personas en Cusco para proteger y restaurar los antiguos bosques de Polylepis, que alguna vez predominó en el Altiplano Andino. Con un crecimiento de hasta 5.000 metros sobre el nivel del mar, más alto que cualquier bosque del mundo, estos árboles de “nubes” desempeñan un papel vital en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Albergan vida silvestre en peligro de extinción, almacenan carbono, reparan la tierra y son una fuente de agua para las comunidades agrarias transformadoras. Desde su punto de vista elevado, los bosques de Polylepis absorben la niebla y retienen grandes cantidades de agua de las nubes, que se descargan gradualmente a través de la cubierta de musgo para mantener el flujo de los arroyos de montaña.
Gran parte de las vastas áreas de los Andes alguna vez estuvieron cubiertas de árboles Polylepis, pero solo quedan en pie 500.000 hectáreas hoy en día, debido a décadas de deforestación para leña, pastoreo de ganado, explotación forestal y construcción de caminos. La pérdida de estos bosques de montaña repercute en la escasez de agua, afectando la vida y los medios de subsistencia de millones de personas.
Para asegurar la supervivencia de las futuras generaciones de campesinos Indígenas, la asociación de Constantino Aucca organiza festivales de plantación de árboles en Cusco cada año. El día comienza con rituales ancestrales derivados de la rica herencia incaica de la región. Los músicos soplan caracolas y tocan tambores en honor a la naturaleza mientras los aldeanos suben por empinados senderos de montaña para plantar árboles, algunos con paquetes de plantones a la espalda, otros, con bebés.
“Cuando plantamos un árbol, le devolvemos algo a la Madre Tierra. Estamos convencidos de que cuantos más árboles plantemos, más personas serán felices. Es una celebración, un día de felicidad”, dijo Constantino Aucca.
Retribuir a las comunidades locales
En compensación por sus iniciativas para restaurar los hábitats amenazados y conservar las aves y otras especies silvestres, las comunidades locales reciben ayuda por parte de Acción Andina para asegurar la titularidad de sus tierras, lo que les proporciona protección legal contra la explotación por parte de empresas madereras, mineras y petroleras.
Aucca y su equipo también crearon áreas protegidas, trajeron médicos y dentistas a aldeas remotas de la montaña y proporcionaron paneles solares y estufas de arcilla de combustión limpia a las comunidades para mejorar su calidad de vida.
La visión de Aucca para la regeneración de ecosistemas va más allá de su Perú natal. En 2018, la Asociación de Ecosistemas Andinos y la organización estadounidense sin fines de lucro Global Forest Generation establecieron Acción Andina para ampliar el modelo de reforestación liderada por la comunidad en otros países andinos.
Como presidente de Acción Andina, el señor Aucca ahora supervisa planes para proteger y restaurar 1 millón de hectáreas de bosques de importancia crítica en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador, así como en Perú, durante los próximos 25 años. Su obra es un ejemplo palpable del llamamiento a escala mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas para prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas.
El bien común
Los estudios muestran que la restauración de 20 millones de hectáreas de ecosistemas degradados en la región de América Latina y el Caribe podría generar US$ 23.000 millones en beneficios en 50 años. Los ecosistemas prósperos también son esenciales para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C y ayudar a las sociedades y economías a adaptarse al cambio climático.
En el corazón del trabajo de Aucca se encuentra su profunda conexión con su herencia inca y los principios incas de "Ayni y Minka", un profundo compromiso de trabajar juntos por el bien común, que se extiende a través de planes para ampliar la reforestación también en otros países andinos.
“Una vez en América del Sur, éramos el imperio más grande, unidos por una cultura, la cultura inca”, dijo Aucca. “Era la primera vez que nos juntábamos todos. La próxima vez que nos unimos para crear un movimiento fue para liberarnos del yugo español, para buscar nuestra independencia. Ahora nos reunimos por tercera vez. ¿Para qué? Para proteger un arbolito”.

Cuando la Tesorería del Reino Unido se acercó a sir Partha Dasgupta en 2019 para llevar a cabo una revisión de la economía de la biodiversidad, la primera vez que se cree que un Ministerio de Hacienda encargó un estudio de este tipo, el eminente economista de la Universidad de Cambridge no lo pensó dos veces antes de decir “sí”.
Durante los siguientes 18 meses, el señor Dasgupta y su equipo combinaron evidencia científica, económica e histórica con modelos matemáticos rigurosos para elaborar La economía de la biodiversidad: Revisión Dasgupta.
Publicado en febrero de 2021, el informe histórico muestra que el crecimiento económico ha tenido un coste devastador para la naturaleza. Deja claro que la humanidad está destruyendo su bien más preciado, el mundo natural, al vivir por encima de las posibilidades del planeta y destaca las estimaciones recientes de que se necesitarían 1,6 veces la Tierra para mantener el nivel de vida actual.
“Cuando se leen las previsiones económicas, se habla de inversión en fábricas, tasas de empleo, crecimiento [del producto interno bruto]. Nunca mencionan lo que les está pasando a los ecosistemas”, dijo Dasgupta, quien es el Campeón de la Tierra de Ciencia e Innovación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) de este 2022. “Es realmente urgente que pensemos en ello ahora”, dijo.
El informe fue la culminación de cuatro décadas de trabajo en las que Dasgupta ha buscado traspasar los límites de la economía tradicional y dejar al descubierto la conexión entre la salud del planeta y la estabilidad de las economías.
La economía de la biodiversidad es la base de un ámbito cada vez más amplio de lo que se conoce como contabilidad del capital natural, en el que los investigadores intentan estimar el valor de la naturaleza. Esos números pueden ayudar a los gobiernos a comprender mejor los costes económicos a largo plazo de la explotación forestal, la minería y otras industrias potencialmente destructivas, lo que en última instancia refuerza el caso para proteger el mundo natural.
“Las contribuciones innovadoras de sir Partha Dasgupta a la economía durante décadas han despertado consciencia en el mundo sobre el valor de la naturaleza y la necesidad de proteger los ecosistemas que enriquecen nuestras economías, nuestro bienestar y nuestras vidas”, dijo Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA.
La economía como parte de un 'tapiz'
Sir Partha Dasgupta nació en 1942 en lo que ahora es la capital de Bangladesh (Dhaka), en aquel momento, la ciudad era parte de la India. Su padre, el destacado economista Amiya Kumar Dasgupta, tuvo una gran influencia en él y en su camino hacia el mundo académico. Después de completar una licenciatura en física en Delhi, Dasgupta se mudó al Reino Unido, donde estudió matemáticas y luego obtuvo un doctorado en economía.
A través de sus muchas contribuciones importantes a la economía por las que se le otorgó el título de caballero en 2002, Dasgupta ha ayudado a dar forma al debate mundial sobre el desarrollo sostenible y el uso de los recursos naturales.
“Es una idea muy hermosa la de que todo lo que te rodea sean fábricas de la naturaleza que producen bienes y servicios: los pájaros que polinizan, las ardillas que entierran nueces y todo lo que hay bajo nuestros pies”, dijo Dasgupta.
“Es un tapiz desconcertante de cosas que están sucediendo, muchas de las cuales no se pueden observar. Y, sin embargo, están creando la atmósfera en la que los humanos y todos los organismos vivos pueden sobrevivir. La forma en que medimos el éxito o el fracaso económico, es decir, toda la gramática de la economía, debe construirse teniendo en cuenta este tapiz”.
Afecto por la naturaleza
El interés de Dasgupta por vivir de manera sostenible en un mundo de recursos naturales limitados se remonta a su ya clásico trabajo de 1969 Sobre el concepto de población óptima. En la década de 1970, el economista sueco Karl-Göran Mäler lo animó a desarrollar sus ideas sobre los vínculos entre la pobreza rural y el estado del medio ambiente y los recursos naturales en los países más pobres del mundo, un tema que estaba notablemente ausente de la corriente principal de la economía del desarrollo en ese momento.
Esto condujo a nuevas exploraciones de las relaciones entre la población, los recursos naturales, la pobreza y el medio ambiente, por las que Dasgupta ha sido aclamado.
“Me lo he pasado muy bien trabajando en este campo”, dijo. “Una de las razones por las que ha sido divertido es que no tenía competencia. Nadie más estaba trabajando en eso”.
Los pastizales, los bosques y los lagos de agua dulce son algunos de los ecosistemas favoritos de Dasgupta. Él cree que a los niños se les debe enseñar estudios de la naturaleza desde una edad temprana y que el tema debe ser tan obligatorio como la lectura, la escritura y la aritmética. “Esa es una forma de generar cierto cariño por la naturaleza. Si sientes afecto por la naturaleza, es menos probable que la destrocen”, dijo.
Riqueza inclusiva
A Dasgupta le apasiona la necesidad de sustituir el producto interno bruto (PIB) como una medida de la salud económica de los países porque solo cuenta una parte de la historia. En su lugar aboga por la “riqueza inclusiva”, que no solo registra el capital financiero y producido, sino también las habilidades de la fuerza laboral (capital humano), la cohesión en la sociedad (capital social) y el valor del medio ambiente (capital natural).
Esta idea está integrada en el Sistema de Contabilidad Económica Ambiental que apoyan las Naciones Unidas, que permite a los países hacer un seguimiento de los activos ambientales, su uso en la economía y los flujos de retorno de residuos y emisiones.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha desarrollado el índice de riqueza inclusiva. Calculado actualmente para unos 163 países, el índice demuestra que la riqueza inclusiva se expandió en un promedio del 1,8 % entre 1992 y 2019, muy por debajo de la tasa del PIB, en gran parte debido a la disminución del capital natural.
La naturaleza como bien de capital
Haciéndose eco de la urgencia del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas para prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas, La economía de la biodiversidad de Dasgupta advierte que los ecosistemas críticos, desde los arrecifes de coral hasta las selvas tropicales, se están acercando a puntos de inflexión peligrosos, con consecuencias catastróficas para las economías y el bienestar de las personas.
El informe de 600 páginas reclama un replanteamiento fundamental de la relación de la humanidad con la naturaleza y cómo se valora, argumentando que el hecho de no incluir los "servicios de los ecosistemas" en los balances nacionales solo ha servido para intensificar la explotación del mundo natural.
“[Se trata] de introducir la naturaleza como un bien de capital en el pensamiento económico y mostrar cómo las posibilidades económicas dependen completamente de esta entidad finita”, dijo Dasgupta.

La Dra. Purnima Devi Barman, Campeona de la Tierra en la categoría Visión Emprendedora de este año, era solo una niña cuando desarrolló una simpatía por las cigüeñas, un ave que se convertiría en la pasión de su vida.
A la edad de cinco años, enviaron a la Dra. Barman a vivir con su abuela a orillas del río Brahmaputra en el estado indio de Assam. Separada de sus padres y hermanos, la niña se sintió desconsolada. Para distraerla, la abuela de la Dra. Barman, una granjera, comenzó a llevarla a los arrozales y humedales cercanos para enseñarle las aves que había allí.
“Vi cigüeñas y muchas otras especies. Ella me enseñó canciones de pájaros. Me pidió que cantara para las garcetas y las cigüeñas. Me enamoré de las aves”, afirmó la Dra. Barman, una bióloga de vida silvestre que ha dedicado gran parte de su carrera a salvar a la gran cigüeña ayudante, en peligro de extinción, la segunda especie de cigüeña más rara del mundo.
Una especie en declive
En la actualidad existen menos de 1.200 grandes cigüeñas ayudantes maduras, menos del 1% de lo que eran hace un siglo. El drástico descenso de su población se debe en parte a la destrucción de su hábitat natural. Los humedales donde prosperan las cigüeñas han sido drenados, contaminados y degradados, reemplazados por edificios, carreteras y torres de telefonía móvil a medida que la urbanización de las áreas rurales se acelera. Los humedales nutren una gran diversidad de vida animal y vegetal, pero en todo el mundo están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques debido a las actividades humanas y al calentamiento global.
Conflicto entre humanos y vida silvestre
Después de obtener un título de máster en zoología, Purnima Barman comenzó un doctorado sobre la gran cigüeña ayudante. Sin embargo, al notar que muchas de las aves con las que había crecido ya no existían, decidió retrasar su tesis para centrarse en mantener viva la especie. Comenzó su campaña para proteger a la cigüeña en 2007, centrándose en las aldeas del distrito de Kamrup de Assam, donde las aves estaban más concentradas y eran menos bienvenidas.
Aquí se denigra a las cigüeñas por hurgar en los cadáveres, llevar huesos y animales muertos a los árboles donde anidan, muchos de los cuales crecen en los jardines de las personas, y por dejar excrementos malolientes. Los animales miden alrededor de 5 pies (1,5 metros) de altura con una envergadura de hasta 8 pies (2,4 metros) y los habitantes de los pueblos a menudo prefieren talar árboles en sus patios traseros que permitir que las cigüeñas aniden en ellos. “El pájaro fue totalmente incomprendido. Se les trató como un mal augurio, mala suerte o portadores de enfermedades”, dijo Purnima Barman, quien también fue objeto de burlas por intentar salvar las colonias de anidación.
El conflicto entre las personas y la vida silvestre es una de las principales amenazas para las especies silvestres, según un informe de 2021 del Fondo Mundial en favor de la Naturaleza (WWF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este conflicto puede tener repercusiones irreversibles en los ecosistemas que sustentan toda la vida en la Tierra. El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas brinda la oportunidad de movilizar a la comunidad mundial para reequilibrar la relación entre las personas y la naturaleza.
'Ejército Hargila'
Para proteger a la cigüeña, Barman sabía que tenía que cambiar la percepción del ave, conocida a nivel local como “hargila” en idioma asamés (que significa “tragahuesos”) y movilizó a un grupo de mujeres del pueblo para que la ayudaran.
Hoy, el “Ejército Hargila” está formado por más de 10.000 mujeres. Protegen los lugares de anidación, rehabilitan a las cigüeñas heridas que se han caído de sus nidos y organizan “baby showers” para celebrar la llegada de las crías recién nacidas. La gran cigüeña ayudante aparece de forma regular en canciones populares, poemas, festivales y obras de teatro.
La Dra. Purnima Barman también ha ayudado a proporcionar telares e hilo a las mujeres para que puedan crear y vender textiles decorados con motivos de la «hargila». Este emprendimiento no solo genera conciencia sobre el ave, sino que también contribuye a la independencia económica de las mujeres, mejorando sus medios de vida e inculcando el orgullo y el sentido de propiedad en su trabajo para salvar a la cigüeña.
Desde que Purnima Barman comenzó su programa de conservación, la cantidad de nidos en las aldeas de Dadara, Pachariya y Singimari en el distrito de Kamrup ha aumentado de 28 a más de 250, lo que la convierte en la colonia de cría de cigüeñas ayudantes más grande del mundo. En 2017, la Dra. Barman comenzó a construir altas plataformas de anidación de bambú para que las aves en peligro de extinción pudieran incubar sus huevos. Sus iniciativas se vieron recompensadas un par de años más tarde cuando las primeras crías de la gran cigüeña ayudante nacieron en estas plataformas experimentales.
Restaurando ecosistemas
Para la Dra. Barman, salvaguardar a la cigüeña ayudante significa proteger y restaurar sus hábitats. El Ejército Hargila ha ayudado a las comunidades a plantar 45.000 árboles jóvenes cerca de árboles donde anidan las cigüeñas y humedales con la esperanza de que sirvan de apoyo a futuras poblaciones de cigüeñas. Hay planes para plantar otros 60.000 árboles jóvenes el próximo año. Las mujeres también realizan campañas de limpieza en las riberas de los ríos y en los humedales para eliminar el plástico del agua y reducir la contaminación.
“El trabajo pionero de conservación de Purnima Devi Barman ha empoderado a miles de mujeres, mediante la creación de empresarias y la mejora de los medios de vida, al mismo tiempo que ha salvado a la gran cigüeña ayudante del borde de la extinción”, afirmó Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA. “El trabajo de la Dra. Barman ha demostrado que el conflicto entre los humanos y la vida silvestre se puede resolver en beneficio de todos. Al destacar el impacto dañino que la pérdida de humedales ha tenido sobre las especies que se alimentan y se reproducen en ellos, nos recuerda la importancia de proteger y restaurar los ecosistemas”.
La Dra. Barman dice que una de sus mayores recompensas ha sido el sentido de orgullo que se ha inculcado en el Ejército Hargila y espera que su éxito inspire a la próxima generación de conservacionistas a perseguir sus sueños. “Ser una mujer que trabaja en conservación en una sociedad dominada por hombres es un desafío, pero el Ejército Hargila demostrado cómo las mujeres pueden marcar la diferencia”, agregó.

Cécile Bibiane Ndjebet creció en una zona remota de Camerún y era muy consciente de las penurias que padecen las mujeres rurales. Veía a su madre y a otras mujeres trabajar de sol a sol, cultivando, cuidando animales y criando niños. Muchas realizaban trabajos agotadores en tierras que, debido a las prácticas socioculturales tradicionales, nunca podrían poseer.
"Me di cuenta de que las mujeres lo pasaban muy mal", recuerda la señora Ndjebet. "Quería proteger a mi madre y defender a estas mujeres rurales, mejorar sus vidas. Estaban sufriendo demasiado".
Esas primeras experiencias marcarían la vida de la Sra. Ndjebet. Más tarde se convertiría en una de las principales defensoras de los derechos de las mujeres a la tierra en África, pasando tres décadas abogando por la igualdad de género, al tiempo que restauraba cientos de hectáreas de naturaleza dañada por el desarrollo y urbanización. Esto incluye más de 600 hectáreas de tierras degradadas y manglares que han sido restaurados bajo su administración mediante Cameroon Ecology, una organización que cofundó en 2001.
Por esta labor, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) otorgó a Cécile Bibiane Ndjebet el galardón Campeona de la Tierra en la categoría Inspiración y la Acción, uno de los máximos honores ambientales de las Naciones Unidas.
La humanidad ha alterado significativamente tres cuartas partes de las tierras secas de la Tierra, talando bosques, desecando humedales y contaminando ríos a un ritmo insostenible, según advierten los expertos.
La Sra. Ndjebet es uno de los líderes del movimiento para reparar ese daño.
Su visión ha dado lugar a un proyecto de Cameroon Ecology para formar a mujeres que recuperen más de 1.000 hectáreas de bosque de aquí a 2030.
Desde 2009, la Sra. Ndjebet también ha encabezado los esfuerzos para promover la igualdad de género en la gestión forestal en 20 países africanos como Presidenta de la Red de Mujeres Africanas para la Gestión Comunitaria de los Bosques (REFACOF), organización de la que es cofundadora. La labor de la Sra. Ndjebet, tanto en su país como en el extranjero, se ha centrado en promover una mayor representación de los intereses de la mujer en las políticas ambientales.
En 2012 fue elegida Campeona del Cambio Climático de la Comisión Centroafricana de Bosques por su papel de liderazgo en la movilización de organizaciones de la sociedad civil para gestionar los bosques de forma sostenible. La Sra. Ndjebet también es miembro del consejo asesor del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, una iniciativa mundial para recuperar los paisajes degradados.
Mantener vivo el bosque
Las mujeres constituyen casi la mitad de la mano de obra agrícola del África subsahariana y pueden desempeñar un papel clave en la lucha contra el hambre y la pobreza. Sin embargo, las mujeres, especialmente en las zonas rurales, suelen tener problemas para poseer tierras o heredarlas tras la muerte del marido.
A pesar de este prejuicio, las mujeres siguen protegiendo los ecosistemas forestales en países como Camerún, donde aproximadamente el 70% de las mujeres viven en zonas rurales y dependen de la recolección de frutos, nueces y hierbas medicinales de los bosques para obtener ingresos para la familia.
"Las mujeres son las verdaderas impulsoras de la restauración. Reforestan zonas degradadas, plantan árboles, crean viveros. Hacen agrosilvicultura. Incluso las que se dedican a la ganadería tienen árboles. Mantienen vivo el bosque", afirmó la Sra. Ndjebet.
La REFACOF ha ayudado a grupos de mujeres a reforestar tierras degradadas y manglares, establecer viveros y plantar huertos en Camerún y otros países miembros. También ha trabajado para convencer a los jefes de las aldeas de que permitan a las mujeres plantar árboles en las tierras costeras como parte de un amortiguador contra la subida del nivel del mar causada por el cambio climático.
A través de su labor de defensa, más amplia y extendida por todo el continente, la REFACOF ha propuesto políticas forestales a los gobiernos de 20 estados para garantizar los derechos de las mujeres en la silvicultura y la gestión de los recursos naturales.
Los estudios han revelado que si las mujeres de las zonas rurales tuvieran el mismo acceso a la tierra, la tecnología, los servicios financieros, la educación y los mercados que los hombres, la producción agrícola de sus explotaciones podría aumentar entre un 20% y un 30%, lo suficiente para transformar vidas.
La Sra. Ndjebet afirmó que cuando preguntó a las mujeres qué esperaban del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, mencionaron tres cosas: reconocimiento y apoyo de su papel en la restauración, acceso a la financiación e intercambio de conocimientos.
La Sra. Ndjebet afirma que ha sido guiada por una larga sucesión de mujeres, entre ellas su abuela, su madre y sus hermanas. Un encuentro con Wangari Maathai, la activista medioambiental keniana y primera mujer africana en ganar un Premio Nobel de la Paz, también dejó una impresión duradera que ha marcado su trabajo desde entonces.
"Me dijo: 'Dile a las mujeres africanas que cuiden de su entorno tal como cuidan de sus bebés. Diles que planten árboles frutales. Les darán comida, dinero y los árboles se quedarán ahí para favorecer al medio ambiente y a la humanidad'", recordó la Sra. Ndjebet.

Quezon City Mayor Josefina “Joy” Belmonte’s commitment to environmental protection can be traced to the aftermath of the worst storm to hit the Philippines in decades.
When Typhoon Ketsana struck in 2009, it unleashed ferocious downpours and floods that submerged roads and forced residents onto their rooftops for refuge. As the floodwaters receded, they left a river of plastic bags, sachets and other litter in their wake.
That sight left a lasting impact on Belmonte, who successfully ran for vice mayor of Quezon City in 2009 before becoming its mayor in 2019.
“I'm a good governance advocate,” Belmonte told the United Nations Environment Programme (UNEP). “Good governance involves good stewardship of the environment.”
Only the second female mayor in the history of Quezon City, home to 3.1 million, Belmonte has pursued a raft of policies to end plastic pollution, counter climate change and green the city.
For her efforts to transform Quezon City into an environmental trailblazer, Belmonte has been named the 2023 Champion of the Earth for Policy Leadership, one of the UN’s highest environmental honours.
"Mayor Josefina Belmonte’s passionate leadership and policy achievements exemplify how local authorities can solve global environmental problems,” said Inger Andersen, Executive Director of UNEP. “Cities can be the dynamic engines of change we need to overcome the triple planetary crisis of climate change, nature and biodiversity loss, and pollution and waste – and mayors can help to lead that charge.
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Fighting the throwaway culture
Quezon City was the Philippines’ capital for 27 years until the title returned to Manila in 1976. Today, it is the country’s most populous city and is part of Metro Manila.
Belmonte’s connections to this place run deep. Not only was she born and raised here, but her father, Feliciano “Sonny” Belmonte, was its ninth mayor.
Despite an early exposure to politics, Belmonte’s interests initially led her elsewhere – including to a career as an archaeologist. But in the end, the call to public service proved too strong.
“If you can be in a position where you can be a source of inspiration to others and become the root of positive change for millions of people, then it is worth it,” she said.
For Belmonte, positive change means prioritizing action on the environment to create a liveable, green and sustainable city.
Under Belmonte’s leadership, Quezon City has focused on reducing plastic pollution and extending the life of plastic products already in circulation.
“Plastic pollution is a major problem in the Philippines, as in many parts of the world, because of the throwaway culture,” Belmonte said. “Plastics clog our drainage systems and end up in the oceans. We know that plastic waste becomes microplastics that can be consumed in the food we eat, the air we breathe and even in the water we drink, which affects our health.”
Globally, humanity’s addiction to short-lived plastic products has created an environmental catastrophe . Around 19 to 23 million tonnes of plastic annually leaks into aquatic ecosystems, polluting lakes, rivers and seas. To stem that flow, experts say the world must fundamentally alter its relationship with plastic by using less of the material, eliminating single-use products, reusing what plastics are produced and finding environmentally friendly alternatives.
Under Belmonte, Quezon City has banned single-use plastic bags, cutlery, straws and containers in hotels, restaurants and fast-food chains for dine-in customers, as well as single-use packaging material.
Since 2021, residents have been able to trade in their recyclables and single-use plastic products for environmental points that can be used to buy food and pay electricity bills under the “Trash to Cashback” scheme. City authorities have even started a “Vote to Tote” programme to turn tarpaulins used in election campaigning into bags.
Still, millions of single-use plastic sachets are thrown away every day in the Philippines, which is a major source of ocean plastics. Though sachets allow households more affordable access to essentials for cooking, hygiene and sanitation, they cannot be recycled effectively, causing serious environmental harm, experts say.
“Sachet culture really gets to me. It really is something that makes me angry because it is there because we are a poor country,” Belmonte said. “Major manufacturers need to do their part and change the way they package products to make them more environmentally friendly.”
To combat plastic pollution, Belmonte launched in 2023 an initiative to help put refill stations for essentials, such as washing-up liquid and liquid detergent, in convenience stores across the city. With products that are often less expensive than their packaged counterparts, the stations have been received positively and will be piloted in over 6,000 stores next year, Belmonte said.
Last year, a historic UN resolution was passed to develop a legally binding international instrument to end plastic pollution. Belmonte has been vocal about the need for a “truly ambitious” global instrument.
“Mayors want to be part of the negotiating table because we have very practical experience to bring,” she said. “The real work is at the level of cities. We already know that when change happens at the level of cities, it happens much more rapidly.”
Earning trust
Under Belmonte, Quezon City has also developed an ambitious plan to reduce its carbon emissions by 30 per cent in 2030 and reach net-zero by 2050. It has declared a state of climate emergency to unlock spending, amounting to 11–13 per cent of the city’s annual budget, on programmes that mitigate the impacts of the climate crisis.
There are plans to double the number of parks in the city, introduce more electric buses and almost quadruple the network of bike lanes by 2030 to fight pollution. Other green initiatives include promoting urban farming and deploying equipment that allows community farms to transform organic waste into methane gas that can be used for cooking.
Although Belmonte has worked hard to forge her own path, she considers one piece of advice from her father to be priceless: “Always spend time with the people. Especially go to the poor communities, because when you go to the communities and you see how difficult life is for people in the grassroots, you'll never think of abusing power.”
It is advice that has shaped her political approach, helped her to build public trust and contributed to her popularity among voters. She was re-elected mayor in 2022 and regularly scores the highest approval ratings among metro Manila’s mayors.
“People will buy into your vision if you value what they have to say. That is the best way to get all of our environmental issues across,” Belmonte said.
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About the UNEP Champions of the Earth
The United Nations Environment Programme’s (UNEP)Champions of the Earth honours individuals and organizations whose actions have a transformative impact on the environment. The annual Champions of the Earth award is the UN’s highest environmental honour. #EarthChamps
About the #BeatPollution campaign
To fight the pervasive impact of pollution on society, UNEP launched #BeatPollution , a strategy for rapid, large-scale and coordinated action against air, land and water pollution. The strategy highlights the impact of pollution on climate change, nature and biodiversity loss, and human health. Through science-based messaging, the campaign showcases how transitioning to a pollution-free planet is vital for future generations.

Ellen MacArthur was only 24 when she secured a place in the history books by becoming the youngest person to sail solo around the world in 2001. Four years later, she broke the record for the fastest solo circumnavigation of the globe, taking just over 71 days to complete the voyage.
Her account of battling squally gales, skirting icebergs and narrowly avoiding a collision with a whale enthralled millions. The mental and physical exertion of sailing, the freedom of the high seas, the thrill of being immersed in the breathtaking power and beauty of the ocean were all MacArthur ever dreamed of.
Then, at the peak of her career, she retired from competitive sailing and changed course entirely.
Time spent alone at sea, surviving on limited supplies of food, water and fuel, had given MacArthur an acute awareness of what it meant to live with finite means. She saw a parallel with humanity, which was consuming beyond what the Earth could provide.
“You cannot use up finite resources in a world with a growing population. It just cannot work,” MacArthur told the United Nations Environment Programme (UNEP). “We need to rethink and redesign our entire economic model.”
In 2010, the trailblazer set up the Ellen MacArthur Foundation to rally support for a more circular global economy focused on eliminating waste and pollution – including from plastics –promoting the reuse of products and materials, and regenerating nature.
For its efforts, the Ellen MacArthur Foundation has been named 2023 Champion of the Earth for Inspiration and Action, one of the United Nations’ highest environmental honours.
“We need a systemic transformation to address the plastic pollution crisis,” said Inger Andersen, Executive Director of UNEP. “The Ellen MacArthur Foundation has been instrumental in engaging businesses and decision makers, enabling large-scale solutions that can steer us toward a future unblighted by plastic pollution.”
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From a straight line to a circle
Since the launch of its first report in 2012 at the World Economic Forum gathering in Davos, Switzerland, the foundation has radically shifted the discourse of some of the most powerful global corporations and helped governments understand the changes needed to create more sustainable economies.
It has spearheaded global initiatives on plastics, fashion and food, while creating a network of business leaders, policymakers and academics to pilot sustainable practices. This year, it launched the Circular Startup Index, a public database featuring more than 500 start-ups accelerating the transition to a circular economy. The foundation has also helped to develop the curriculum for the first-ever Master of Business Administration focused on this model.
Today, 430 million tonnes of plastic are produced every year, two-thirds of which quickly becomes waste. Plastic pollution causes between US$300 billion and US$600 billion a year in social and economic costs and has precipitated what has been called an environmental catastrophe by UN Secretary-General António Guterres.
When the Ellen MacArthur Foundation was launched in 2010, few were talking about plastic pollution.
In 2016, the foundation produced the first big global study on plastic packaging. Its findings, which immediately captured headlines around the world, were a wake-up call. The report concluded that most plastic packaging is used only once and that 95 per cent of the value of plastic packaging material, worth a staggering US$80 billion to US$120 billion annually, is lost to the economy.
A follow-up report in 2017 showed that, without fundamental redesign and innovation, about 30 per cent of plastic packaging will never be reused or recycled.
“Plastics are very high volume, low value. They are the ultimate linear economy example,” MacArthur said. “If we really want to shift from a linear to circular economy, then this is a really good place to start.”
By 2040, a shift to a lifecycle approach could reduce the volume of plastics entering the environment by over 80 per cent, slash virgin plastic production by 55 per cent and reduce greenhouse gas emissions by 25 per cent. Redesigning how humanity produces, uses, recovers and disposes of plastic could also save US$4.5 trillion by 2040.
In collaboration with UNEP, the Ellen MacArthur Foundation leads the New Plastics Economy; Global Commitment. It unites more than 1,000 organizations – including consumer goods giants such as H&M, PepsiCo and the Coca-Cola Company – as well as governments representing 1 billion people behind a common vision to stop plastic from becoming waste.
Lessons and data from the Global Commitment offer valuable insights as negotiators push for an international legally binding instrument to end plastic pollution by 2024.
A third round of negotiations on the instrument’s draft document is due to start in Nairobi on 13 November. Observers say the final instrument could be the most significant multilateral environmental pact since the 2015 Paris Agreement on climate change.
For the Ellen MacArthur Foundation, the deal must prioritize the shift from single-use to reusable plastic products.
Discussing the future, MacArthur hopes that the lifecycle approach will one day be so normal that the foundation will no longer be needed.
“One thing that ocean racing and record-breaking teaches you is the importance of the goal,” MacArthur said. “You have to be driven, and you have to understand exactly where you're trying to get. I see the circular economy as an opportunity. It's such a fantastic place to get to.”
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About the UNEP Champions of the Earth
UNEP’s Champions of the Earth honours individuals, groups and organizations whose actions have a transformative impact on the environment. The annual Champions of the Earth award is the UN’s highest environmental honour. #EarthChamps
About the #BeatPollution campaign
To fight the pervasive impact of pollution on society, UNEP launched #BeatPollution, a strategy for rapid, large-scale and coordinated action against air, land and water pollution. The strategy highlights the impact of pollution on climate change, nature and biodiversity loss, and human health. Through science-based messaging, the campaign showcases how transitioning to a pollution-free planet is vital for future generations.
