La pandemia de coronavirus nos obliga a pensar profundamente sobre la relación de los seres humanos con el mundo natural del que todos dependemos para sobrevivir.
Los humanos ejercemos demasiadas presiones sobre la naturaleza. Dejar de cuidar el planeta significa dejar de cuidarnos a nosotros mismos, dice la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen.
Por lo tanto, es probable que la gestión racional y sostenible de la vida silvestre reciba mayor atención luego de la pandemia de COVID-19. En Sudáfrica, un proyecto en curso aporta lecciones para esta nueva etapa.
El Parque Nacional Kruger, un parque nacional emblemático, es casi del mismo tamaño que Bélgica. Es un paraíso para la vida silvestre y una piedra angular de la economía turística de Sudáfrica. Pero el parque y las comunidades colindantes están en la primera línea de la batalla contra la caza furtiva de rinocerontes: hay enfrentamientos cada vez más violentos entre los guardaparques y los cazadores furtivos.
Una de las causas de esta situación es el alto precio del cuerno de rinoceronte, que actualmente es más valioso que el oro. Para muchas personas empobrecidas en las zonas rurales de Sudáfrica y más allá, éste es un mercado atractivo.
Un proyecto respaldado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) renovó la relación entre los administradores del parque y la población local.
La iniciativa, denominada El Fondo para la Tierra del GEF: Plataforma de la Asociación Privada de Acuerdos de Conservación, impulsó un nuevo modelo para combatir la caza furtiva. Al valorar al ganado además de los rinocerontes, el proyecto trabajó en cooperación con las comunidades locales y no en contra de éstas.
El proyecto fue dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Conservación Internacional, en alianza con la organización Meat Naturally, el Programa de la Reserva de la Biosfera Kruger to Canyons, Parques Nacionales de Sudáfrica y la Universidad de Pretoria.
En años anteriores, las comunidades ganaderas marginadas que vivían alrededor del parque tenían sentimientos encontrados en cuanto a la protección de la vida silvestre, y esto era comprensible. Estaban centradas en su ganado, que es su medio de vida, su trabajo, su fuente de alimento y su patrimonio.
De hecho, debido a que la vida silvestre y el ganado coexisten en esta zona, la fiebre aftosa evitó que la economía ganadera se arraigara. Las comunidades no podían vender fácilmente el ganado del paisaje de Kruger, por lo que la vida silvestre misma era percibida como una amenaza para los medios de vida locales.
"Si podíamos ayudar a los ganaderos marginados a mejorar las condiciones de pastoreo y obtener ingresos dignos, se convertirían en socios activos de la conservación y potencialmente serían menos propensos a hacerse la vista gorda, facilitar o participar en la caza furtiva de rinocerontes", dice Zachary Wells de Conservación Internacional.
"Para ayudar a la biodiversidad, los ecosistemas y las comunidades a prosperar, necesitamos abordar el crimen contra la vida silvestre y al mismo tiempo abrir nuevas oportunidades para las comunidades locales", agrega.
Michael Grover, director de Paisajes de Conservación Sudáfrica, recuerda a un anciano de la comunidad al que se le solicitó asistencia para contrarrestar la creciente amenaza de la caza furtiva al comienzo del proyecto. El hombre dijo: "Ustedes no valoran lo que tenemos. ¿Por qué debemos valorar lo que ustedes tienen?”. Su solución: "Si cuidan nuestro ganado nosotros cuidaremos sus rinocerontes".
El modelo de acuerdos de conservación resultante ha sido reconocido formalmente por el Gobierno de Sudáfrica como un modelo de administración viable para la gestión de tierras comunales.
Los pastizales degradados de Mnisi
Entre los beneficiarios del proyecto se encuentra la comunidad Mnisi, dependiente del ganado y adyacente al Parque Nacional Kruger.
En el marco del proyecto, las comunidades pusieron en práctica formas ecológicas de pastoreo y, a cambio, recibieron beneficios como educación sobre acceso al mercado, forraje, desarrollo de marcas y creación de capacidades.
El proyecto negocia con los propietarios de ganado para restaurar los servicios ecosistémicos en 9.000 hectáreas de pastizales degradados en Mnisi (un territorio equivalente a alrededor de 13.000 campos de fútbol).
Ganado sano, pastizales sanos
"El pastoreo planificado ayuda a restaurar la cubierta vegetal, asegura un forraje adecuado durante toda la temporada de pastoreo, aumenta la infiltración y disminuye la erosión", dice el experto en biodiversidad del PNUMA Ersin Esen.
"Esto da como resultado mejor calidad y cantidad de pasto para el ganado, así como una mejor salud ecosistémica en los pastizales comunales y los ríos que fluyen a través de ellos hacia el Parque Nacional Kruger", explica Esen.
En las áreas comprometidas con el pastoreo planificado a través de los acuerdos de conservación, los resultados de las condiciones del terreno fueron sustancialmente mejores que en las áreas no comprometidas con el pastoreo planificado.
"La formación de asociaciones de pastoreo y las reuniones regulares de agricultores están ayudándolos a convertirse en administradores con poder capaces de tomar buenas decisiones sobre sus tierras", dice Rosanne Stanway, directora de Agricultura Sostenible en Conservación Sudáfrica.
Modelo de restauración de pastizales para ser replicado en otros países
Conservación Sudáfrica se ha comprometido a largo plazo a continuar trabajando con las comunidades. El programa de la Reserva de la Biósfera Kruger to Canyons, en asociación con Conservación Sudáfrica, recibió cinco años de financiación del gobierno de la región belga de Flandes para expandir los acuerdos de conservación a las aldeas vecinas, como resultado directo de los éxitos de la inversión en Mnisi.
En una escala más amplia, Meat Naturally, Conservación Sudáfrica y el programa Herding 4 Health (Pastoreo para la salud) de la Peace Parks Foundation se unieron para replicar este modelo de restauración de pastizales en cuatro parques nacionales transfronterizos en Botswana, Mozambique, Sudáfrica y Zambia. Unas 200.000 hectáreas adicionales serán objeto de acuerdos de conservación, con el apoyo de múltiples donantes.
"Las soluciones que promuevan la restauración y conservación de ecosistemas saludables mientras abordan las desigualdades sociales aquí en Sudáfrica pueden ser un modelo no sólo para el continente, sino para el mundo", dice Sarah Frazee, directora de proyectos climáticos de Herding 4 Health.
“A medida que continuamos invadiendo implacablemente la naturaleza y degradando los ecosistemas, ponemos en peligro la salud humana”, dice la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen. “De hecho, 75% de todas las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas, es decir, se transmiten de los animales (ya sean domésticos o silvestres) a los humanos”.
La naturaleza está en crisis, amenazada por la pérdida de hábitats y biodiversidad, el calentamiento global y la contaminación. Si no actuamos, le fallaremos a la humanidad. Abordar la nueva pandemia de coronavirus y protegernos de futuras amenazas mundiales requiere una gestión segura de los desechos médicos y químicos peligrosos; un manejo sólido de la naturaleza y la biodiversidad; y un claro compromiso de "reconstruir mejor", crear empleos verdes y facilitar la transición hacia economías neutras en carbono.
El material para este reportaje fue extraído de una serie de historias de cuatro partes de Conservación Internacional que contó con el apoyo del Fondo para la Tierra del GEF, en colaboración con el PNUMA como agencia implementadora.
Para más información, por favor contacte a Ersin Esen: Ersin.Esen@un.org.