La moda gira en torno a las últimas tendencias. Pero su industria es la más atrasada en el movimiento global que más nos debería importar: el cambio radical de nuestros patrones de consumo para garantizar la supervivencia del planeta.
La industria de la moda produce 2 - 8 % de las emisiones globales de carbono. El teñido de textiles es el segundo contaminador de agua más grande del mundo. Se necesitan aproximadamente 2.000 galones de agua para hacer un pantalón tipo vaquero.
Cada segundo, llegan a los vertederos o son quemados tantos textiles como los que caben en un camión de basura. Si nada cambia, para 2050 la industria de la moda consumirá una cuarta parte del presupuesto mundial de carbono. Lavar la ropa también libera al océano medio millón de toneladas de microfibras cada año.
Luego está el costo humano: a los trabajadores de las textileras a menudo se les pagan sueldos irrisorios y se les obliga a trabajar largas horas en condiciones terribles. Pero los consumidores están demandando cada vez más un cambio en los patrones de producción y el mundo de la moda finalmente está respondiendo. Celebridades como la duquesa Meghan Markle están liderando el camino, eligiendo vestimentas y diseñadores que buscan romper el modelo lineal de consumo y desecho.
"La mayoría de los minoristas de moda ahora están haciendo algo con respecto a la sostenibilidad y tienen algunas iniciativas centradas en reducir el impacto negativo de la moda en el medio ambiente", dice Patsy Perry, profesora principal de mercadeo de moda en la Universidad de Manchester. Por ejemplo, el año pasado, la británica Stella McCartney se unió a la Fundación Ellen MacArthur para lanzar un informe para resideñar el futuro de la moda.
"Sin embargo, todavía hay un problema fundamental con el modelo de negocio de moda rápida en el que los ingresos se basan en la venta de más productos y, por lo tanto, los minoristas deben ofrecer constantemente nuevas colecciones. Sería poco realista esperar que los consumidores dejen de comprar a gran escala, por lo que en el futuro, esperaría ver un mayor desarrollo y una adopción más amplia de métodos de producción más sostenibles, como teñir sin agua, usar los desechos como materia prima y desarrollar soluciones innovadoras al problema de los residuos textiles”, comenta.
Las soluciones pioneras para abordar los desafíos ambientales estarán en el centro de la cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el próximo mes de marzo. El lema de la reunión es “Piensa en el planeta. Vive simple”, es decir, piensa más allá de los patrones prevalecientes y vive dentro de límites sostenibles - un mensaje que resonará entre los diseñadores de moda y minoristas que buscan reformar su industria.
En la Asamblea, ONU Medio Ambiente lanzará formalmente la Alianza de las Naciones Unidas sobre la Moda Sostenible para alentar al sector privado, a los gobiernos y a las organizaciones no gubernamentales a reducir los impactos negativos de la industria de la moda en lo social, económico y ambiental, y a convertir a este gremio en un impulsor de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las agencias de la ONU ya están trabajando para hacer que la moda sea más sostenible, desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que protege las tierras cultivables, hasta la Iniciativa de Moda Ética establecida por el Centro de Comercio Internacional, y ONU Medio Ambiente, que fomenta prácticas de fabricación sostenibles.
Y algunos emprendedores ya están diseñando la moda del futuro:
- La española Ecoalf crea zapatos de algas y plástico reciclado como parte de su colección Upcycling the Oceans. Fundada por Javier Goyeneche en 2012, Ecoalf recolecta basura marina plástica de 33 puertos y convierte la basura en zapatos, ropa o bolsos.
- En Ámsterdam, GumDrop recolecta chicle y lo convierte en un nuevo tipo de goma, Gum-tec, que luego se usa para fabricar zapatos en colaboración con el grupo de mercadeo I Ámsterdam y la firma de moda Explicit. De acuerdo con GumDrop, alrededor de 3.3 millones de libras de goma de mascar terminan en los caminos de Ámsterdam cada año, lo que cuesta millones de dólares en limpieza. Se necesitan alrededor de 2.2 libras de chicle para hacer cuatro pares de zapatillas.
- Patagonia, una minorista de equipos para actividades al aire libre con sede en California, fabrica desde 1993 cazadoras polares con poliéster a partir de botellas recicladas, en alianza con Polartec, un diseñador textil con sede en Massachusetts. Patagonia también alienta a los compradores a comprar solo lo que necesitan, y repara y recicla los artículos más viejos.
- Nudie Jeans, con sede en Gotemburgo, Suecia, utiliza algodón orgánico para sus pantalones y ofrece reparaciones gratuitas de por vida. Los clientes también obtienen un descuento si entregan sus jeans viejos.
- Tonlé, con sede en Camboya, utiliza el tejido sobrante de las grandes fábricas de ropa para crear nuevas colecciones de moda. Utiliza más de 97% del material que recibe y convierte el resto en papel.
- En los Países Bajos, Wintervacht convierte las mantas y las cortinas en abrigos y chaquetas. Los diseñadores Yoni van Oorsouw y Manon van Hoeckel encuentran sus materias primas en tiendas de segunda mano e instalaciones de clasificación donde se procesan las donaciones. Indosole, con sede en San Francisco y Bali, convierte neumáticos desechados en Indonesia en zapatos, sandalias y chanclas, y la firma suiza Freitag recicla lonas, cinturones de seguridad y tubos de bicicletas para hacer sus bolsas y mochilas.
- En Nueva York, Queen of Raw conecta a diseñadores, arquitectos y firmas textiles con existencias de telas sostenibles que han sobrado en fábricas, marcas o minoristas. Queen of Raw dice que más de US$ 120 mil millones en telas no utilizadas están en almacenes esperando ser quemadas o enterradas.
- Novel Supply, con sede en Canadá, fabrica ropa de telas naturales y orgánicas y está desarrollando un programa de devolución para encontrar formas alternativas de usar las prendas al final de su vida úitl. Para su fundadora, Kaya Dorey, ganadora del premio Jóvenes Campeones de la Tierra en 2017, el objetivo es crear un modelo de moda circular y sin desperdicios.
- El minorista H&M tiene un exitoso plan de recolección de prendas y, en octubre Guess anunció una alianza con i:Collect, que recolecta, clasifica y recicla ropa y calzado en todo el mundo, para lanzar un programa de reciclaje de vestuario en Estados Unidos. Los clientes que traigan cinco o más prendas de vestir o zapatos, recibirán descuentos. Los artículos de vestir se reciclarán como artículos de segunda mano, mientras que los artículos que no puedan reusarse se convertirán en productos nuevos como paños de limpieza o en fibras para productos como el aislamiento.
Algunos sostienen que el reciclaje es en sí mismo implica un uso intensivo de energía y no acaba con el problema de nuestra cultura de desechos: el número de veces que se usa una prenda ha disminuido 36% en 15 años.
Una alternativa podría encontrarse en un mercado viable de alquiler de ropa. Los pioneros en este campo incluyen a la firma holandesa Mud Jeans, que alquila vaqueros orgánicos que pueden conservarse, intercambiarse o devolverse, Rent the Runway, Girl Meets Dress y YCloset en China.
"El modelo de alquiler es claramente exitosos para el segmento más alto del mercado, donde los consumidores pueden no tener la intención de usar un vestido de ocasión más de una vez ... pero en el extremo inferior, es muy fácil conectarse en línea y poder comprar directamente cualquier artículo de tendencia", dice Perry. "Para que el alquiler sea un éxito a este nivel de mercado, las empresas deben ofrecer suficientes opciones de marcas y estilos que atraigan a los consumidores y los alejen de la compra directa, y el servicio de alquiler debe ser fluido y sin fallas", añade.
¿Su mejor consejo de moda? Menos es mejor.
“Mantenga su ropa en uso por más tiempo para reducir su huella ambiental, así como también la cantidad de cosas nuevas que necesita comprar. Esto también reduce el impacto de eliminar ropa perfectamente buena pero no deseada", indica Perry.
----
En el camino a la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente, ONU Medio Ambiente hace un llamado: Piensa en el planeta. Vive simple. Únete al debate en las redes sociales usando la etiqueta #SolucionesInnovadoras, comparte tus historias y entérate de lo que están haciendo los demás para garantizar un futuro sostenible.
Pioneering solutions to address environmental challenges will be at the heart of the fourth UN Environment Assembly next March. The meeting’s motto is to think beyond prevailing patterns and live within sustainable limits—a message that will resonate with fashion designers and retailers seeking to reform their industry.
At the March meeting, UN Environment will formally launch the UN Alliance on Sustainable Fashion to encourage the private sector, governments and non-governmental organizations to create an industry-wide push for action to reduce fashion’s negative social, economic and environmental impact and turn it into a driver for the implementation of the Sustainable Development Goals.
Across the United Nations, agencies are working to make fashion more sustainable, from the Food and Agricultural Organization protecting arable land, to the Ethical Fashion Initiative set up by the International Trade Centre to the work of UN Environment in fostering sustainable manufacturing practices.
And some entrepreneurs are already designing the fashion of the future:
- Spain’s Ecoalf creates shoes from algae and recycled plastic as part of its Upcycling the Oceans collection. Founded by Javier Goyeneche in 2012, Ecoalf collects ocean plastics from 33 ports and turns the trash into shoes, clothing and bags.
- In Amsterdam, GumDrop collects gum and turns it into a new kind of rubber, Gum-tec, which is then used to make shoes in collaboration with marketing group I Amsterdam and fashion company Explicit. GumDrop says around 3.3 million pounds of gum end up on Amsterdam’s paths every year, costing millions of dollars to clean. It takes around 2.2 pounds of gum to make four pairs of sneakers.
- Outdoor gear retailer Patagonia, based in California, has been producing fleece jackets using polyester from recycled bottles since 1993, working with Polartec, a Massachusetts-based textile designer. Patagonia also encourages shoppers to buy only what they need, and mends and recycles older items.
- Gothenburg-based Nudie Jeans uses organic cotton for its jeans and offers free repairs for life. Customers also get a discount if they hand in their old jeans.
- Cambodia-based Tonlé uses surplus fabric from mass clothing manufacturers to create zero-waste fashion collections. It uses more than 97 per cent of the material it receives and turns the rest into paper.
- In the Netherlands, Wintervacht turns blankets and curtains into coats and jackets. Designers Yoni van Oorsouw and Manon van Hoeckel find their raw materials in secondhand shops and sorting facilities where donations are processed. San Francisco- and Bali-based Indosole turns discarded tyres in Indonesia into shoes, sandals and flip-flops, while Swiss firm Freitag upcycles tarpaulins, seat belts and bicycle inner tubes to make their bags and backpacks.
- In New York, Queen of Raw connects designers, architects and textile firms with dead stock of sustainable fabrics from factories, brands and retailers. Queen of Raw says more than US$120 billion worth of unused fabric sits in warehouses, waiting to be burned or buried.
- Novel Supply, based in Canada, makes clothes from natural and organic fabrics and is developing a take-back programme to find alternative ways to use garments at the end of their life. For founder Kaya Dorey, winner of UN Environment’s Young Champion of the Earth award in 2017, the aim is to create a zero-waste, closed-loop fashion model.
- Retailer H&M has a successful garment collection scheme and in October, lifestyle brand and jeans manufacturer Guess said it was teaming up with i:Collect, which collects, sorts and recycles clothes and footwear worldwide, to launch a wardrobe recycling programme in the US. Customers who bring in five or more items of clothing or shoes, will receive discounts. Wearable items will be recycled as secondhand goods, while unwearable items will be turned into new products like cleaning cloths or made into fibres for products like insulation.
Some argue that recycling is itself energy intensive and does not address our throwaway culture—the number of times a garment is worn has declined by 36 per cent in 15 years. An alternative might be found in a viable rental market for clothes. Pioneers in this field include Dutch firm Mud Jeans, which leases organic jeans that can be kept, swapped or returned, Rent the Runway, Girl Meets Dress and YCloset in China.
“The rental model is clearly a winner for the higher end of the market where consumers may have no intention of wearing an occasion dress more than once… but at the lower end, it’s all too easy to go online and be able to buy outright any trend or item,” says Perry. “For rental to be a success at this market level, companies need to offer sufficient choice of brands and styles that would engage consumers and tempt them away from outright purchase, and the rental service needs to be smooth and faultless.”
Her best fashion advice? Less is always more.
“Keep your clothing in use for longer to reduce its environmental footprint, as well as reducing the amount of new stuff you need to buy and the consequent use of resources. This also reduces the impact of the disposal of perfectly good but unwanted clothes.”
----
Ahead of the United Nations Environment Assembly next March, UN Environment is urging people to Think Beyond and Live Within. Join the debate on social media using #SolveDifferent to share your stories and see what others are doing to ensure a sustainable future for our planet.
The story was updated on 28 June 2021.