Mientras los jóvenes impulsan un llamado de atención global sobre la urgencia de la acción climática, escuelas y universidades de todo el mundo están respondiendo con acciones ejemplares al reducir sus emisiones de carbono, promover las energías renovables y convertirse en focos de activismo sobre este tema que define a las nuevas generaciones.
En Gran Bretaña, varias universidades han declarado una “emergencia climática” como reflejo de la creciente inquietud estudiantil por el ritmo lento de la acción oficial. Una de las casas de estudio que lo hizo es la Universidad de Bristol, que anunció su intención de reconocer las profundas preocupaciones de sus alumnos, y ya está actuando para minimizar su huella de carbono.
Desde 2005, la universidad ha reducido 27% las emisiones de carbono a través de una combinación de medidas técnicas que incluyen controles de calefacción e iluminación LED. Además, se comprometió a convertirse en carbono neutral para 2030 y en marzo de 2018 anunció planes para deshacerse de todas las inversiones en compañías de combustibles fósiles en un lapso de dos años.
Es apropiado que la Universidad de Bristol sea líder en este campo: la casa de estudios alberga el Instituto Cabot para el Medio Ambiente, al cual pertenecen varios de los autores principales de los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), incluyendo el devastador análisis del año pasado que muestra que el tiempo para limitar el calentamiento global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales se nos está acabando.
“Declarar una emergencia climática resalta la urgencia de la tarea en la que estamos comprometidos y espero que otros se unan a nosotros para aumentar su acción al respecto, ya que este es el mayor desafío que enfrentamos”, dijo Judith Squires vicerrectora adjunta y directora de la universidad.
Alrededor del mundo, ONU Medio Ambiente trabaja con las universidades para establecer redes de universidades sostenibles, nacionales y regionales, que permitan incorporar estrategias de desarrollo con bajas emisiones y sostenibilidad en la educación, la capacitación y las operaciones del campus.
“La descarbonización de nuestras vidas y economías será un elemento determinante y recurrente en cualquier profesión hasta finales de este siglo. Las escuelas que se vuelven neutrales al carbono brindan una gran oportunidad para desmitificar esta acción de cara a los estudiantes, y les brindan una experiencia práctica que puede ser incluida en sus planes de estudios”, dijo Niklas Hagelberg, coordinador del programa de cambio climático de ONU Medio Ambiente.
ONU Medio Ambiente ha producido el Manual para Universidades Sostenibles V.2.0 para inspirar a los centros de estudios superiores a desarrollar estrategias ecológicas, eficientes en recursos y bajas en carbono.
"La evidencia muestra que muchas universidades están luchando con el concepto y la agenda de ‘ecologización’; hasta la fecha los logros han sido dispersos y no sistemáticos. (…) Si bien existen algunos ejemplos notables de iniciativas de sostenibilidad universitaria en todo el mundo, prevalece la necesidad de maximizar los beneficios potenciales, alentando su replicación en la mayor cantidad posible de universidades a nivel mundial", indica el documento.
Ejemplos positivos inspiran a la acción
La Universidad Bowdoin en Maine se convirtió en carbono neutral en 2018, dos años antes de lo previsto. La universidad privada de artes liberales redujo sus emisiones de carbono 29%. Pasó de emitir 16.326 toneladas métricas en 2008 a 11.620 toneladas métricas en 2017.
Bowdoin instaló una turbina de cogeneración que produce electricidad como subproducto de la generación de calor, pasó a usar gas natural en sus edificios, aisló 5.100 pies de túneles subterráneos de vapor, reemplazó miles de luces con bombillas eficientes LED y evitó que más de 50% de sus residuos llegaran a vertederos.
Para amortizar las emisiones restantes, la universidad está invirtiendo en compensaciones de carbono con impactos regionales y en créditos de energía renovable asociados con parque eólicos. Bowdoin también trabaja con otras instituciones educativas para ayudar a financiar la construcción de un proyecto solar de 75 megavatios en Farmington. Se espera que este trabajo compense casi la mitad del consumo anual de electricidad de Bowdoin.
En Washington DC, la American University también alcanzó la neutralidad de carbono dos años antes de lo previsto. Ahora utiliza 21% menos de energía por pie cuadrado a comparación a 2005.
La universidad tiene seis edificios con Certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, por sus siglas en inglés) y planea construir otros cuatro. LEED es el sistema de clasificación de edificios ecológicos más utilizado en el mundo.
La American University también tiene ocho techos verdes, siete paneles solares, nueve cuencas de bioretención y jardines de lluvia. Todos sus autobuses de enlace funcionan con biodiesel, su campus es apto para bicicletas y la universidad ha plantado más de 1.2 millones de árboles en la ciudad para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los desplazamientos.
La mitad de las necesidades energéticas de la universidad proviene de una granja de paneles solares que se estableció en Carolina del Norte, en colaboración con la Universidad George Washington y su respectivo hospital. La otra mitad proviene de proyectos de energía renovable.
En Australia, la Universidad Charles Sturt fue certificada en 2016 como la primera universidad carbono neutral en su país. Además de obtener compensaciones de carbono, ha introducido carros eléctricos en los campus, ha encargado sistemas fotovoltaicos solares, ha establecido centros de reciclaje de baterías y ha reforzado sus procesos de reciclaje.
En Kenia, la Universidad Strathmore se dispuso a convertirse en la primera universidad neutral del país e instaló una planta solar de 0,6 MW para proporcionar energía y reducir su huella de carbono. La planta solar también se usa como un laboratorio con el fin de capacitar a técnicos en el diseño y mantenimiento de dichas instalaciones.
ONU Medio Ambiente está trabajando con otras instituciones educativas de Kenia a través de la Red de Universidades Verdes, lanzada en 2016, en colaboración con la Autoridad Nacional de Gestión Ambiental y la Comisión para la Educación Universitaria. El objetivo es integrar prácticas ambientales sólidas e intercambio de conocimientos en las 70 universidades públicas y privadas de Kenia.
Estudiantes de todo el mundo también han tomado medidas directas y personales. En la Escuela Secundaria West Hollow en Long Island, Estados Unidos, los alumnos han tomado el compromiso de Neutralidad Climática de las Naciones Unidas para medir las emisiones de gases de efecto invernadero de la escuela, reducir lo más que puedan y compensar el resto utilizando reducciones certificadas de emisiones.
Lo magnífico de tal acción es que sus efectos se extienden a la comunidad: la Escuela West Hollow ha desarrollado un plan de estudios completo para que los maestros sensibilicen y alienten a los estudiantes y al personal a reducir sus huellas de carbono en el hogar.
La Alianza de Escuelas Verdes intenta aprovechar este entusiasmo juvenil y conecta a más de 13.000 defensores de la sostenibilidad en más de 9.000 centros educativos, distritos y organizaciones en 91 países.
Para el estudiante de la Universidad de Bristol Giles Atkinson, quien tuvo un papel clave en la petición para declarar una emergencia climática, las universidades pueden tomar un papel de liderazgo en la respuesta al cambio climático.
“Esta declaración (de emergencia climática) ayudará a comunicar la urgencia de la situación e inspirará nuevas acciones. Esperamos que otras universidades sigan el ejemplo ", dijo.