El territorio de los Pueblos Indígenas Wet'suwet'en se encuentra a los pies de las montañas nevadas de la costa occidental de Canadá. Una región de vastos espacios naturales, con abundancia de pinos y lagos alimentados por los glaciares, ha sido el sustento de los Wet'suwet'en durante siglos.
Sin embargo, la crisis climática amenaza con cambiar la situación.
A medida que Canadá registra un calentamiento dos veces más rápido que el promedio mundial, las tierras de los wet'suwet'en han sufrido una oleada de incendios forestales y plagas de escarabajos asesinos de pinos, señaló el jefe Dsta'hyl, un líder comunitario. A numerosos wet'suwet'en les preocupa que, si no se controla, el cambio climático pueda acabar con las poblaciones locales de peces, acelerar el declive de los animales de caza (como los alces) y enturbiar el aire con una neblina tóxica provocada por los incendios forestales.
Por todas estas razones, en 2020, los wet'suwet'en demandaron al Gobierno de Canadá ante los tribunales, exigiendo a las autoridades federales que redoblaran sus esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que están provocando la crisis climática.
Canadá ha anunciado planes para reducir sus emisiones hasta en un 45% para 2030 y afirma que se compromete a cooperar con las Comunidades Indígenas para hacer frente al cambio climático.
"El cambio climático va a ponerlo todo en peligro", manifestó el líder Dsta'hyl. "Por eso se ha presentado esta acción climática. Tenemos una responsabilidad con nuestros clanes... con las generaciones futuras".
La etnia wet'suwet'en es uno de los cada vez más numerosos Pueblos Indígenas de todo el mundo que recurren a los tribunales para obligar a los gobiernos nacionales a tomar medidas concretas contra el cambio climático y otros peligros ambientales. Los expertos han calificado estos casos como una nueva faceta del movimiento ecologista mundial y confían en que puedan impulsar lo que en muchos lugares es un esfuerzo político estancado para contrarrestar algunas de las amenazas más graves que se ciernen sobre el planeta.
"Apenas ha comenzado, pero estos casos están cambiando la dinámica de la lucha por salvar la Tierra", declaró Patricia Kameri-Mbote, Directora de la División Jurídica del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). "Es un hecho trascendental, porque la humanidad está empujando al planeta hasta el punto de colapso, y tenemos que revertir la tendencia... rápidamente".
Ola creciente de litigios
A finales de 2022 se habían presentado en todo el mundo más de 2.100 demandas judiciales relacionadas con el cambio climático, más del doble que en 2017, según un reciente informe del PNUMA. El informe no desglosa el número de casos iniciados por los pueblos indígenas, pero señala que estos también están aumentando.
La mayoría de estos casos judiciales se centran en cuestiones de derechos humanos, ya que los Pueblos Indígenas argumentan que la degradación del medio ambiente pone en peligro su cultura, su acceso a los alimentos y al agua, y sus propias vidas. Más de 100 naciones garantizan a sus ciudadanos el derecho a un medio ambiente limpio. Un número cada vez mayor de Pueblos Indígenas también están interponiendo demandas para que los gobiernos rindan cuentas de los compromisos que han contraído en virtud de acuerdos ambientales internacionales, como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.
En Argentina, Australia, Ecuador, Estados Unidos de América, Francia y Nueva Zelanda, entre otros lugares, los Pueblos Indígenas han interpuesto demandas relacionadas con el clima, que se han saldado con algunas victorias importantes. En 2017, la Corte Constitucional de Colombia dictaminó que un intento de desviar un río con fines mineros violaba los derechos del pueblo wayúu. El tribunal dijo que el cambio climático ya había sofocado el caudal del río, y que un desvío amenazaría la seguridad alimentaria de los wayúu.
"El cambio climático va a ponerlo todo en peligro".
No obstante, el reciente informe del PNUMA señala que, en general, los litigios de los Pueblos Indígenas sobre el clima han tenido un "éxito reducido". El caso del pueblo Wet'suwet'en fue desestimado inicialmente antes de que los miembros de la comunidad interpusieran un recurso de apelación (actualmente en curso). Asimismo, en un caso de 2021 en Ecuador, que fue objeto de gran seguimiento, un tribunal de primera instancia falló en contra de los grupos indígenas que pretendían impedir la quema de gas por parte de una importante empresa petroquímica.
A menudo, los Pueblos Indígenas ven cómo se desestiman sus casos por motivos técnicos antes de que se haya presentado la esencia de sus argumentos. Según Patricia Kameri-Mbote, del PNUMA, los tribunales suelen rechazar demandas basadas en el concepto jurídico de legitimación, alegando que las comunidades indígenas no han demostrado que se hayan visto afectadas por el cambio climático y otras amenazas ambientales.
Asimismo, los Pueblos Indígenas suelen tener dificultades en los tribunales porque en muchos países el sistema legislativo no reconoce los derechos de propiedad de la tierra sin títulos escriturados, algo de lo que carecen muchos grupos Indígenas, asegura Beverly Longid, Coordinadora del Movimiento Internacional de los Pueblos Indígenas por la Autodeterminación y la Liberación.
"Es necesario revisar todo el sistema legislativo en lo que respecta a las tierras, que no es algo a lo que el Estado vaya a renunciar fácilmente", afirmó Beverly Longid, quien reside en Filipinas.
Recurso de apelación internacional
Los Pueblos Indígenas han cosechado más éxitos jurídicos ante los organismos de la ONU. En septiembre de 2022, el Comité de Derechos Humanos de la ONU declaró que Australia estaba violando los derechos de los Pueblos Indígenas de las islas bajas del Estrecho de Torres al no hacer lo suficiente contra el cambio climático. Un grupo de habitantes de las islas había denunciado que la subida del nivel del mar, consecuencia de la crisis climática, podría expulsarlos de sus hogares. Era la primera vez que un organismo de la ONU declaraba que un Estado había violado la legislación internacional sobre derechos humanos por una política climática inadecuada.
La decisión se produjo poco después de que la Asamblea General de la ONU declarara que todos los habitantes del planeta tienen derecho a un medio ambiente sano. La resolución no es jurídicamente vinculante. No obstante, quienes la respaldan confían en que pueda impulsar a los países a reforzar sus leyes y normas ambientales, dando así a los defensores de los Pueblos Indígenas más herramientas para hacer frente a las políticas y proyectos perjudiciales para el medio ambiente.
Para muchos Pueblos Indígenas, lo que está en juego en estos enfrentamientos judiciales no podría ser mayor. Debido a sus estrechos vínculos con la tierra, las Comunidades Indígenas, desde el Ártico hasta el desierto del Kalahari, han sido de las primeras en sentir los efectos del cambio climático. Inundaciones, sequías, incendios forestales y la desaparición de la vida silvestre se han convertido en una carga añadida para comunidades que ya luchaban contra el desempleo, la discriminación y la marginación política.
En muchos lugares se teme que el cambio climático, combinado con otras amenazas como la contaminación y la minería, la tala y la extracción de petróleo no reguladas, pueda obligar a los Pueblos Indígenas a abandonar sus tierras y acabar con su cultura. En la demanda de los Wet'suwet'en, los abogados afirman que los Wet'suwet'en "no pueden ser quienes son en otro lugar".
"Guardianes" de la tierra
Además de contrarrestar el cambio climático, los defensores de los derechos de los pueblos indígenas afirman que sus victorias en los tribunales son cruciales para proteger la deshilachada red de la vida en la Tierra. Los Pueblos Indígenas representan el 5% de la población mundial, pero tradicionalmente poseen o gestionan más del 25% de la tierra del planeta. Esos territorios albergan el 80% de las plantas, animales y otros seres vivos, y en ellos la naturaleza se deteriora con menos rapidez que en cualquier otro lugar. Sin embargo, a pesar de esos derechos, muchos grupos carecen de control sobre sus tierras, que son objeto de tala, minería, caza furtiva y otras amenazas medioambientales.
"Los Pueblos Indígenas cuentan con siglos, y en algunos casos milenios, de experiencia como guardianes de la tierra", declaró Patricia Kameri-Mbote, del PNUMA. "Han desempeñado un papel fundamental en la protección de la biodiversidad y su conocimiento del medio ambiente puede cumplir una función vital en la acción mundial para adaptarse al cambio climático".
"La intimidación forma parte de este trabajo. Nos enfrentamos a ella todos los días".
Sin embargo, para muchas Comunidades Indígenas emprender un proceso legal sigue siendo una odisea. Algunas comunidades carecen de los conocimientos técnicos y los fondos necesarios para iniciar demandas que pueden prolongarse durante años. Muchas se enfrentan también a la violencia y la intimidación. En todo el mundo, unas 200 personas, muchas de ellas indígenas, fueron asesinadas en 2021 por defender el medio ambiente, según la organización sin ánimo de lucro Global Witness.
Es un peligro que Hugo Jabini conoce por experiencia. Este hombre oriundo de Surinam dirigió durante décadas una campaña para limitar la tala de árboles y la minería en las tierras de su pueblo, los saramaka, que viven en un remoto tramo de la selva amazónica. Aunque la campaña se saldó con una victoria histórica en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el señor Hugo Jabini se vio obligado a huir a Holanda en 2022 tras recibir amenazas de muerte.
"La intimidación forma parte de esta labor. Nos enfrentamos a ella todos los días. Cuando tú reivindicas tus derechos, otros lo ven como una amenaza", agregó.
El señor Jabini sigue presionando para que se ejecute plenamente la sentencia de la Corte Interamericana, que se emitió en 2007 y es jurídicamente vinculante para Surinam. Aunque admite que le frustra que la tala continúe en tierras de los saramaka, está orgulloso del precedente que la sentencia ha sentado para los demás países de la cuenca amazónica.
"Cada vez más Pueblos Indígenas son conscientes del poder de la ley. Es la forma pacífica de asegurarse de que se respetan sus derechos. Si respetamos la ley, si los gobiernos respetan la ley, no necesitamos conflictos armados".
Las Naciones Unidas han reconocido las amenazas que pesan sobre los defensores del medio ambiente y han hecho un llamamiento para que se les proteja. El PNUMA se basa en esta tarea para apoyar a los defensores del medio ambiente a través de su Política de Defensores Ambientales, mediante la cual
- Denunciamos los ataques, la tortura, la intimidación y los asesinatos de las y los defensores del medio ambiente;
- Abogamos ante los Estados y los agentes no estatales, incluidas las empresas, por una mejor protección de los derechos ambientales y de las personas que defienden estos derechos;
- Apoyamos la gestión responsable de los recursos naturales;
- Solicitamos a los gobiernos y a las empresas que rindan cuentas por los diferentes sucesos en los que se han visto afectados o asesinados defensores del medio ambiente.