Durante el Día Internacional del Jaguar, el 29 de noviembre, seguimos cómo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) está trabajando con Panamá para promover la conservación de este felino y frenar el conflicto entre humanos y jaguares.
Erasmo De León es un hombre de muchos talentos y vocaciones. Ha dado clases a niños en edad escolar, dirige un negocio de turismo comunitario y ha sido ganadero. Pero fue la exuberante selva tropical en su Panamá natal, y su residente más legendario, el jaguar, lo que realmente capturó su imaginación.
De León se cruzó por primera vez con jaguares en su rancho familiar en Agua Buena de Chucunaque, que se encuentra cerca del Parque Nacional Darién, el más grande de Panamá y el segundo bosque protegido más grande de América Central. En la región, se sabe que los jaguares se alimentan del ganado. Más del 40% del hábitat de los grandes felinos en Panamá se ha perdido debido al aumento de la urbanización, los proyectos de infraestructura, la agricultura y la ganadería. Esta pérdida ha puesto una mayor presión sobre las especies y en aquellos que viven y trabajan junto a su hábitat. Desesperados por proteger su ganado, los ganaderos han estado matando jaguares en represalia. El 96% de las 339 muertes de jaguar reportadas en el país por la Fundación Yaguara Panamá, desde 1989 a 2019, se debieron a la matanza por humanos tras algún ataque mortal al ganado. Se registró un promedio de 20-44 muertes de jaguares por año.
El jaguar está actualmente clasificado como en peligro de extinción en la legislación panameña, catalogado como 'casi amenazado' en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y recientemente también ha sido incluido en los Apéndices de la Convención de Especies Migratorias (CITES) como una especie en peligro de extinción, y puede verse amenazada si no se controla el comercio. La UICN estima que en los últimos 21 años el número de jaguares ha disminuido entre un 20 y un 25%.
De León ha tomado medidas audaces para revertir este declive. Fue el primer ganadero en Panamá en adoptar medidas anti depredadores para evitar el conflicto humano-jaguar. Estas medidas ayudan a proteger al ganado de los jaguares y, entre ellas están: cercas eléctricas, monitoreo mejorado del jaguar con cámaras trampa y tecnología GPS, colocación estratégica de pastos y modificación de los patrones de rotación del ganado.
"Con lo que implementamos no solo ayudamos a evitar la depredación del ganado, sino también a ser más eficientes, mejorar la salud del rebaño, comprender la dinámica de nuestro ecosistema y, sobre todo, pensar en el manejo sostenible como una forma de subsistencia para nuestras familias", dijo De León.
Ampliación del proyecto
Dados los resultados positivos del piloto, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Ministerio de Medio Ambiente de Panamá, la Fundación Yaguara Panamá y sus socios lanzarán oficialmente, en diciembre de este año, un proyecto de conservación del jaguar. Esto lo harán con el apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), que tiene como objetivo ampliar las medidas contra la depredación a otros cinco ranchos ganaderos que cubren un total de 717 hectáreas, al tiempo que se potencia el trabajo en la propiedad de De Léon.
De acuerdo con el ministro de Ambiente de Panamá, Milciades Concepción: "Este es el mayor esfuerzo que hemos hecho por la conservación del jaguar. Necesitamos establecer un historial de medidas rentables y de reducción de conflictos que permitan la coexistencia pacífica entre jaguares y humanos y que consideren plenamente a las comunidades locales y, al mismo tiempo, nos permitan cumplir con nuestras prioridades de biodiversidad y clima".
Doreen Robinson, jefa de Biodiversidad y Tierras del PNUMA, añade al respecto: "La evidencia demuestra claramente que abordar el conflicto entre humanos y vida silvestre puede generar ingresos y mejorar las formas de sustento al tiempo que contribuye a la conservación. Necesitamos llevar experiencias positivas a una mayor escala y arrojar luz sobre las grandes contribuciones que las estrategias de convivencia pueden traer para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en general".
Soluciones lideradas de manera local
La esperanza es que el espíritu pionero de De León se popularice. Antes de conocerlo, la Fundación Yaguará Panamá estuvo recorriendo el país buscando a un propietario de algún rancho para probar medidas contra la depredación. Hasta entonces, ninguno había aparecido.
"Si bien hay un reconocimiento de que el conflicto entre humanos y jaguares es un problema cada vez más grave, persuadir a los ganaderos para que administren sus propiedades de una manera diferente para evitar conflictos es un desafío", explicó Ricardo Moreno, biólogo y CEO de la Fundación Yaguara Panamá.
Moreno enfatizó que las comunidades locales deben impulsar los esfuerzos de conservación.
"Necesitamos crear conciencia sobre la importancia de la conservación del jaguar y trabajar con las comunidades locales para garantizar que el felino más poderoso de las Américas continúe refugiándose en Panamá", añadió.
Su postura coincide con los hallazgos de un reciente informe del PNUMA y WWF, que destacó que la matanza relacionada con el conflicto afecta a más del 75% de las especies de gatos salvajes del mundo, y que cuando las comunidades están empoderadas, capacitadas y bien equipadas para abordar el conflicto entre humanos y vida silvestre, los beneficios de los esfuerzos de coexistencia holística superan con creces los costos.
Panamá: el puente para la conservación del jaguar
La distribución del jaguar se extiende a través de 18 países, desde México hasta Argentina, y es aquí donde Panamá juega un papel único.
"Panamá es el territorio que conecta los hemisferios norte y sur; actúa como el puente crucial que mantiene la conectividad entre las grandes poblaciones de jaguares en todo el continente americano", explicó Shirley Binder, directora de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente.
El nuevo proyecto también amplificará los esfuerzos de conservación del jaguar en el país, pues se centrará en el monitoreo del jaguar y los sistemas de gestión de información durante los próximos cuatro años. Panamá tiene programado realizar su primer censo de jaguares en el Parque Nacional Darién, el Parque Nacional Chagres y el Área Protegida de Vida Silvestre Nargana.
El proyecto también busca apoyar los compromisos de restauración paisajística de Panamá. Las actividades incluirán la planificación espacial para canalizar recursos de los compromisos de compensación ambiental de las empresas privadas para promover la restauración y la conectividad centradas en el jaguar a través de corredores de múltiples especies. Estos esfuerzos se alinean con el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas y apoyan a la Alianza por 1 Millón de Hectáreas, un esfuerzo público-privado liderado por el Ministerio de Medio Ambiente de Panamá que busca poner 1 millón de hectáreas en restauración en Panamá para 2035.