En Cuba, el gobierno y las comunidades han unido fuerzas para restaurar los bosques de mangle dañados. Estos ecosistemas que cubren 70% de las costas del país caribeño son vitales para prevenir los efectos del cambio climático, ya que protegen los litorales de las tormentas e inundaciones y contribuyen a la salud de los arrecifes y pastos marinos.
La restauración de los manglares también aporta beneficios económicos. Por un lado, son el hábitat de peces y otras especies que sirven de sustento a las comunidades, pero además, según estudios del PNUMA, por cada dólar que se invierte en la restauración de estos ecosistemas, pueden obtenerse ganancias cuatro veces mayores.
Por ello, la restauración de los manglares es una prioridad para la iniciativa del Corredor Biológico en el Caribe, del que Cuba forma parte junto con Haití, Puerto Rico y la República Dominicana.