Los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre de la Tierra y actúan como pilares críticos tanto para la salud ambiental como para el bienestar humano
Estos ecosistemas no solo albergan a más de la mitad de las especies terrestres del mundo, sino que también desempeñan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático a través de sus procesos naturales de secuestro de carbono. Este proceso, conocido como mitigación forestal, es esencial para reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, evitando así aumentos más extremos de la temperatura global.
Potencial de mitigación climática de los bosques
Reconocer el papel de los bosques en el logro de un futuro sostenible es crucial, especialmente en el contexto de limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Este objetivo es inalcanzable sin las significativas contribuciones de los bosques, que pueden lograrse poniendo fin a la deforestación y mejorando los esfuerzos de ordenación forestal y de reforestación.
El potencial de mitigación de los bosques, estimado entre 4,1 y 6,5 GtCO2e para 2030, pone de manifiesto su papel indispensable en el cumplimiento de los objetivos climáticos internacionales. Las prácticas de conservación, gestión sostenible y restauración de los bosques ofrecen un medio rentable de mitigación del clima, que podría representar hasta el 30% de las medidas de mitigación disponibles durante la próxima década.
Beneficios del bosque: más allá del almacenamiento de carbono
Los bosques proporcionan multitud de beneficios que son cruciales para la salud de nuestro planeta y el bienestar de sus habitantes. Más allá de su papel fundamental en el almacenamiento de carbono, los bosques sirven como escudos vitales contra condiciones climáticas extremas, como tormentas e inundaciones. Son esenciales para el suministro de agua potable a casi la mitad de las ciudades más grandes del mundo, lo que pone de manifiesto su importancia en nuestra vida cotidiana. Los bosques también ofrecen recursos y protección invaluables para las comunidades que dependen de ellos para su sustento y seguridad.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) está a la vanguardia de los esfuerzos para garantizar que los bosques de todo el mundo se conserven y gestionen de manera sostenible. Estos esfuerzos tienen como objetivo garantizar un futuro más saludable tanto para las personas como para el medio ambiente, reconociendo la profunda conexión entre el bienestar humano y el mundo natural.
Ahora más que nunca se necesitan medidas urgentes
A pesar de los beneficios de los bosques, el mundo se enfrenta al desafío actual de la deforestación, que contribuye en gran medida a hasta el 21% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero atribuidas a la agricultura, la silvicultura y otros sectores de uso de la tierra. El impacto de la deforestación es profundo, socavando los esfuerzos de resiliencia climática y amenazando los medios de vida de las comunidades que viven en los bosques. Los principales impulsores de la deforestación tropical incluyen la producción de productos básicos como el aceite de palma, la carne de res, la soja y la madera, lo que requiere un cambio hacia el desacoplamiento de la producción de productos básicos de la pérdida de bosques.
Para hacer frente a este desafío se requiere un enfoque multifacético, como lo ha señalado el PNUMA, que se centre en mejorar los conocimientos, crear condiciones propicias y asegurar la financiación para la protección de los bosques y la ordenación sostenible. El Programa ONU-REDD, el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas y otras iniciativas desempeñan un papel vital en este esfuerzo.
Asimismo, los esfuerzos recientes de los países con bosques tropicales, respaldados por marcos internacionales y mecanismos de financiación, han comenzado a producir resultados de mitigación creíbles y beneficiosos. Sin embargo, para aprovechar a plenitud el potencial de mitigación de los bosques y así contribuir a los compromisos de París y a las metas de biodiversidad, es esencial una vía coherente de planificación y financiación. Esta necesidad se vuelve aún más apremiante a medida que nos acercamos a hitos clave como la COP30, con el objetivo de lograr avances significativos en la conservación de los bosques y la acción climática para 2030.
Invertir en bosques no solo aborda el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, sino que también ofrece rendimientos económicos sustanciales y oportunidades de creación de empleo. Al dar prioridad a los bosques en las agendas políticas mundiales, podemos garantizar un futuro sostenible para todos.
Las posibles ganancias son enormes: por invertir 30.000 millones de dólares en la lucha contra la deforestación, se obtendría un retorno de 2,5 billones de dólares en productos y servicios economizados. Las inversiones específicas en silvicultura también pueden generar millones de puestos de trabajo.
Nosotros catalizamos y apoyamos tales inversiones generando conocimientos sobre el valor socioeconómico de los servicios de los ecosistemas forestales; promoviendo la concienciación intersectorial; apoyando la planificación y las reformas políticas; y fomentando la capacidad en los países en desarrollo.
Muchos líderes ya han vislumbrado el potencial de las energías renovables y los activos basados en la naturaleza. No obstante, si queremos que el mundo se transforme realmente en el ámbito de la gestión forestal, los bosques deben convertirse en una prioridad política universal.
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