En el Día Internacional de los Bosques de este año, nos centramos en el tema de los bosques y la innovación. Aunque el término "innovación" suele evocar imágenes de avances tecnológicos, abarca mucho más. En esencia, la innovación consiste en abordar los problemas desde un punto de vista nuevo y único. En este artículo técnico, pretendemos presentar un nuevo enfoque para abordar el problema que actualmente está socavando los esfuerzos por salvar los bosques de nuestro planeta.
El desafío: los bajos precios del carbono siguen impidiendo la conservación y el uso sostenible de los ecosistemas forestales
Desde el punto de vista de la teoría del cambio, el continuo agotamiento de nuestros bosques pone de manifiesto un fallo crítico en la economía que sustenta la conservación forestal. El problema persistente es el desajuste de los incentivos económicos: en términos más sencillos, se gana más dinero talando bosques que conservándolos.
El valor de conservar los ecosistemas forestales para mitigar el cambio climático es bien conocido. Cuando se talan los bosques, una cantidad significativa de carbono acaba en el aire. Por ello, la comunidad internacional ha estado pagando a los países con bosques para que los conserven. La métrica utilizada es toneladas de carbono. Es cierto que los bosques son mucho más que el carbono que contienen, pero hay formas de reflejar este valor no relacionado con el carbono en el precio final de los pagos.
El problema, sin embargo, es que el volumen de los pagos y el precio que se paga son demasiado bajos. El primero es una fracción de lo que se necesita, mientras que el segundo ni siquiera se acerca al coste de conservar los bosques en los países en desarrollo. Los mercados voluntarios de carbono pueden ayudar a resolver este problema, siempre que garanticen la integridad social, medioambiental y contable de las reducciones de emisiones.
Un camino a seguir: una financiación innovadora podría incentivar la conservación y el uso sostenible de los bosques
El PNUMA colabora con los países para garantizar que los pagos destinados a la conservación y restauración de los bosques, ya procedan de la comunidad internacional o de los mercados de carbono, reflejen el verdadero valor de los ecosistemas forestales y proporcionen un flujo de financiación significativo a los países en desarrollo.
REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques) puede ser una estrategia rentable para detener la deforestación y secuestrar carbono. Pero, para ello, es necesario que aumenten los precios. Según el informe publicado por el Programa ONU-REDD, los precios del carbono forestal deberían subir rápidamente a entre 30 y 50 dólares por tonelada de carbono equivalente para que tengan impacto. En la actualidad, se sitúan en 10 dólares por tonelada de carbono equivalente o por debajo de esa cifra, que es mucho menos de lo que cuesta conservar los bosques en los países en desarrollo.
Pagar entre 30 y 50 dólares por reducir una tonelada de emisiones de CO₂ también es un buen negocio para la comunidad internacional. Los costes de reducción en el sector que no incluye a la naturaleza de la economía mundial son superiores a esa cifra. No sólo es rentable en términos de costo, sino también de tiempo. Los bosques son también el sector con mayor capacidad para aumentar la mitigación a corto plazo.
En materia de innovación, hay otras opciones que explorar. El informe del PNUMA destaca el potencial de las "opciones de venta", que otorgan a los países el derecho, pero no la obligación, de vender Reducciones de Emisiones (RE) a un precio predeterminado dentro de un periodo concreto. Dichas opciones de venta para REDD+ pueden apalancar significativamente la inversión privada, permitiendo el reciclaje de fondos públicos para atraer más capital privado. En contextos REDD+, el precio establecido de una opción de venta asegura un flujo de ingresos garantizado para el proveedor REDD+, condicionado a la consecución de RE.
El reverso de las opciones de venta, conocidas como "opciones de compra", también ofrece una opción innovadora para facilitar los flujos de financiación a los países en desarrollo. Las opciones de compra permiten realizar pagos por adelantado al tiempo que mantienen la posibilidad de asegurar precios más altos para las reducciones de emisiones (RE) en el futuro. Con una opción de compra, una jurisdicción se compromete a vender RE a un precio acordado si la opción es ejercida por el comprador. Este acuerdo protege a la jurisdicción de los precios extremadamente bajos de las RE y, si se combina con pagos por adelantado, puede proporcionar a los países financiación anticipada para apoyar las acciones de conservación. Si los precios de mercado caen por debajo del precio acordado previamente y la opción expira, la jurisdicción conserva las reservas de carbono, con la opción de venderlas más tarde a precios más altos.
La adopción de este tipo de mecanismos financieros innovadores puede aumentar significativamente el apalancamiento de los fondos públicos para movilizar financiación privada y aumentar la oferta de reducciones de emisiones en REDD+. De este modo, podemos desbloquear una financiación sustancial para aumentar la ambición y la acción forestal.