Los seres humanos dependen de ecosistemas saludables y productivos para satisfacer sus necesidades básicas.
Se estima que 795 millones de personas padecen hambre y 1.200 millones viven en áreas con estrés hídrico. Al mismo tiempo, se espera que la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas continúen, o incluso se aceleren. Para 2030, la población mundial necesitará 40% más de agua, 50% más de alimentos, 40% más de energía y 40% más de madera y fibra. La única forma en que podremos satisfacer estas demandas es gestionando nuestros ecosistemas de manera inteligente y sostenible.