Discurso preparado para pronunciarse en el diálogo de alto nivel organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) con motivo de la entrada en vigencia del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, Acuerdo de Escazú.
Gracias a Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, por invitar al PNUMA a este evento y por su liderazgo para hacer posible la entrada en vigor del histórico Acuerdo de Escazú. También felicito a los doce países que han ratificado este acuerdo.
Esta entrada en vigor se produce en el Día Internacional de la Madre Tierra, que llama la atención sobre la urgente necesidad de restaurar los ecosistemas del planeta. Para hacerlo, debemos lidiar con la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación. Al reconocer el derecho a un medio ambiente saludable, el Acuerdo de Escazú es un poderoso instrumento para hacer las paces con la naturaleza y construir sociedades más justas, pacíficas, inclusivas y sostenibles.
Fundamentalmente, este acuerdo también es el primero en exigir a los Estados de la región que protejan a los defensores del medio ambiente. Según Global Witness, más de 212 defensores del medio ambiente fueron asesinados en 2019, y más de dos tercios de estos asesinatos tuvieron lugar en América Latina.
Empresas sin escrúpulos en los sectores de la agroindustria, el petróleo, el gas y la minería han llevado a cabo, de manera regular y constante, ataques contra los defensores del medio ambiente. Estas son también las industrias que más contribuyen al cambio climático y la pérdida de biodiversidad mediante la deforestación y el aumento de las emisiones de carbono. Por lo tanto, instamos a todos los gobiernos a que también cumplan sus promesas en virtud del Acuerdo de París y del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
El Acuerdo de Escazú complementa estos esfuerzos y envía una poderosa señal de que el tiempo de asesinar, saquear y contaminar con el único fin de seguir lucrando ha llegado a su fin.
Proteger a los defensores y permitirles administrar sus tierras ayudará a abordar la triple crisis planetaria. Esto se debe a que las áreas gestionadas por los pueblos indígenas y las comunidades locales, quienes constituyen un gran porcentaje de los defensores, han demostrado constantemente que sufren menos degradación.
Ahora bien, este acuerdo solo puede servir como catalizador de nuestros esfuerzos por hacer las paces con la naturaleza si es implementado y ratificado plenamente por aquellas naciones que aún no lo han hecho. Este acuerdo también debe verse como un paso hacia el reconocimiento del derecho a un medio ambiente saludable a nivel mundial. Si bien este derecho se refleja legalmente en más de 150 países, no existe un reconocimiento internacional y universal formal. Tal reconocimiento de que todas las personas, en todas partes, tienen el derecho legal a un medio ambiente saludable ayudaría a la implementación en el terreno por parte de los tribunales, los ciudadanos y los gobiernos.
Una vez más, los felicito por la entrada en vigor del acuerdo. El PNUMA, a través de sus políticas y la colaboración con la CEPAL, las naciones y los propios defensores, se compromete a apoyarlos en la implementación de este acuerdo histórico y significativo.
Gracias.