Es una mañana de domingo en Koyonzo y el mercado central de esta ciudad al oeste de Kenia ya está lleno de gente. Los vendedores preparan montones de pescado ahumado y verduras en sus puestos mientras los jóvenes navegan por el mercado con canastas de bananas en sus cabezas, listos para vender.
Pero entre los compradores y vendedores hay una escena inusual: unas 50 personas se inclinan sobre la basura con escobas y bolsas, peinando los suelos del mercado y retirando montones de residuos plásticos. Una ONG local, Youth Education Network, organizó una limpieza para educar a las personas sobre la contaminación por plásticos y especialmente sobre el tema de las bolsas de plástico.
Las bolsas de plástico son ilegales en Kenia y han desaparecido en gran parte del país. Pero todavía se comercializan en el mercado negro y, gracias a los contrabandistas, son fáciles de encontrar en Koyonzo, tanto en el mercado como en el suelo y en la basura.
El 29 de agosto de 2017, Kenia implementó una prohibición total de bolsas de plástico desechables, una acción celebrada por ecologistas de todo el mundo y reflejo de un creciente movimiento mundial contra los plásticos de un solo uso. Con el gobierno amenazando con grandes multas e incluso condenas de prisión para los infractores, los efectos se notaron inmediatamente y las bolsas descartadas se redujeron sustancialmente. La prohibición se ha considerado en gran parte un éxito, pero este producto todavía se introduce ilegalmente en el país.
En el este de África, Ruanda es el otro país que ha implementado con éxito tal prohibición, lo que significa que hay muchos lugares donde los contrabandistas pueden obtener bolsas de plástico y llevarlas a través de la frontera con Kenia para venderlas en el mercado negro. Kenia está rodeada por cinco países y la frontera de Uganda a lo largo del lago Victoria se ha convertido en una zona de alto tráfico para las bolsas ilícitas.
Koyonzo, ubicado en el condado de Kakamega, en el oeste de Kenia, es una evidencia de esta práctica. La ciudad se encuentra a solo 50 kilómetros del cruce fronterizo de Busia, entre Kenia y Uganda.
Más tarde ese domingo, incluso con la puesta de sol, un flujo constante de personas fluye a ambos lados de la frontera, la mayoría empujando carritos o llevando productos para la venta en el otro lado.
Este intercambio transfronterizo es una ventaja para la economía, pero también puede obstaculizar la aplicación de la prohibición de bolsas plásticas en Kenia, a pesar de los recientes golpes al contrabando y la cooperación entre los dos gobiernos.
Aquí es fácil ver por qué. A pocos pasos del límite oficial, en Uganda, las bolsas de plástico son casi omnipresentes. Una zapatería al frente del paso fronterizo muestra montones de zapatillas envueltas individualmente en plástico, mientras que cualquier otro vendedor a la vista entrega su producto al cliente en una bolsa de plástico. La gran cantidad de personas que cruzan, combinada con la disponibilidad de bolsas de plástico en el lado ugandés, significa que ingresarlas por la porosa frontera es relativamente fácil.
Este problema ha llevado a muchos líderes de Kenia a solicitar prohibiciones en Uganda y otros países vecinos, e idealmente una prohibición regional entre la comunidad del este de África.
John Baraza Wangwe, ministro de medio ambiente del condado de Kakamega y también participante en la limpieza de Koyonzo, destacó la importancia de la cooperación regional sobre el tema.
"Compartimos las fuentes de agua y los efectos del plástico en nuestros cuerpos de agua y en la vida marina. Este problema nos afecta a todos", dice Wangwe. "Debería haber un enfoque regional en la comunidad del este de África para prohibir las bolsas de plástico y garantizar que todos los países participen y hagan cumplir la ley", agregó.
A medida que entran en vigencia más prohibiciones de bolsas, se ha hecho evidente que el éxito de estas medidas menudo depende de la cooperación regional y la capacidad para gestionar el flujo de plásticos de otros países.
Ruanda, que prohibió las bolsas de plástico en 2008, está constantemente batallando contra el contrabando. La frontera entre Ruanda y la República Democrática del Congo es una fuente importante de plásticos ilícitos y los funcionarios fronterizos se mantienen ocupados deteniendo y enjuiciando a los traficantes. Marruecos, que anteriormente era el segundo mayor consumidor mundial de bolsas de plástico detrás de Estados Unidos, también tuvo que lidiar con problemas similares después de implementar una prohibición en 2017. En el primer año de aplicación, las autoridades incautaron más de 420 toneladas de bolsas ilegales.
Si bien el contrabando de bolsas de plástico sigue siendo un problema en Kenia, las autoridades locales han prometido tomar medidas enérgicas contra quienes desafían la ley y, a pesar de los obstáculos, muchos países están considerando la prohibición como un ejemplo modelo. En el este de África, países como Uganda, Tanzania, Burundi y Sudán del Sur están considerando leyes similares sobre bolsas de plástico de un solo uso. Este impulso creciente significa que una prohibición regional en el este de África podría convertirse en una realidad, especialmente a medida que los países de todo el mundo buscan cada vez más formas de acabar con la contaminación por plásticos.
Un planeta #SinContaminación por plásticos es el tema del Día Mundial del Medio Ambiente 2018.