Ecuador alberga dos ecosistemas increíbles que sustentan el suministro de agua dulce limpia en el país: los bosques de niebla y las praderas alpinas. Estos ecosistemas absorben la humedad del deshielo de los glaciares y la niebla baja, lo que les permite filtrar los contaminantes y regular el flujo de agua hacia el exterior.
Sin embargo, el cambio climático, la deforestación y la construcción disminuyen la capacidad natural de los bosques de niebla y los pastizales para suministrar agua limpia. La solución estándar es resolver el problema construyendo más infraestructura, incluidas plantas de purificación de agua. Sin embargo, aunque las estas plantas efectivamente filtran y limpian el agua, no resuelven el problema de fondo, que es la necesidad de proteger toda la cuenca. De hecho, contribuyen al propio desafío que pretenden resolver.
Es por ello que Ecuador está probando un enfoque más innovador: los Fondos de Agua.
Las iniciativas del Ecuador representan un ejemplo particularmente convincente de inversión en infraestructura natural.
Los administradores de fideicomisos independientes han llevado la creatividad financiera al siguiente nivel al invertir los pagos por el agua y otros servicios públicos en los mercados financieros. Las ganancias se distribuyen a grupos indígenas, autoridades municipales, empresas privadas y organizaciones no gubernamentales, con el fin de financiar la conservación y el manejo de las cuencas con un enfoque en los paisajes naturales.
“Las iniciativas del Ecuador representan un ejemplo particularmente convincente de inversión en infraestructura natural”, dijo Leo Heileman, director regional del PNUMA en América Latina y el Caribe.
“Aquí vemos cómo los servicios de infraestructura de calidad pueden brindarse a gran escala si se prioriza la conservación y la restauración de los ecosistemas, con un enfoque claro en las prioridades locales y la sostenibilidad financiera al mismo tiempo”, añadió Heileman.
En un momento en que la pandemia de COVID-19 está afectando los presupuestos gubernamentales, estos fondos ofrecen una forma de asegurar el suministro de agua potable a ciudades de todos los tamaños. Los fondos de agua han tenido tal éxito en todo el Ecuador que actualmente se están reproduciendo en otros países de América Latina.
Durante años, el suministro de agua dulce del Ecuador, particularmente en Quito, la capital, estuvo amenazado por el desarrollo y la degradación de la tierra, a pesar de las restricciones para la protección de las cuencas hidrográficas. La ciudad estableció el primer fondo de agua del país a principios de la década de 2000, según un estudio de caso que acompañó un informe reciente del PNUMA, Principios internacionales de buenas prácticas para la infraestructura sostenible. El fondo invirtió en soluciones basadas en la naturaleza, ayudando a conservar y administrar las cuencas hidrográficas circundantes.
Retorno de la inversión
El PNUMA observó que durante un período de 20 años, el Fondo de Agua de Quito ayudó a reducir la erosión en torno a las fuentes de agua y redujo los contaminantes en el agua potable. Al comparar el costo estimado de conservación a lo largo de 20 años, los fondos de agua recibieron un retorno de la inversión de US$ 2,15 por cada dólar invertido.
Otros fondos de agua siguieron el ejemplo en Cuenca, Guayaquil y en el centro y sur del país. Algunos proyectos incluyeron la reintroducción de especies de vegetación nativa, la compra de tierras para la conservación y la instalación de cercas para evitar que el ganado contamine los cursos de agua.
Mientras tanto, el Fondo Regional del Agua en el sur del Ecuador estableció más de 70.000 hectáreas de reservas municipales, con el fin de proteger y restaurar las cuencas hidrográficas que abastecen de agua a 432.000 personas por un período de cinco años.
Soluciones positivas para la naturaleza
Los planes de estímulo y recuperación posteriores a la pandemia ofrecen oportunidades para que los países inviertan en soluciones sostenibles y positivas para la naturaleza. Los Principios Internacionales de Buenas Prácticas para la Infraestructura Sostenible del PNUMA brindan orientación a los encargados de formular políticas sobre las formas de priorizar las soluciones basadas en la naturaleza en las primeras fases de planificación del desarrollo de la infraestructura, con el fin de generar sostenibilidad ambiental, social y económica.
Además, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado los años 2021 a 2030 como el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas. Dirigido por el PNUMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Decenio de las Naciones Unidas está diseñado para prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo. Su objetivo es reunir apoyo político, investigación científica y mecanismos de financiación innovadores, como los fondos de agua del Ecuador, para ampliar el alcance de la restauración de los ecosistemas terrestres y marinos.
Conozca más sobre el trabajo del PNUMA en la restauración de los ecosistemas, incluida la restauración de bosques, ecosistemas de carbono azul, turberas y arrecifes de coral. Más información sobre el Decenio de las Naciones Unidas aquí.