En el preciso momento en que los combatientes de ISIS se preparaban para retirarse de la ciudad iraquí de Ramadi en febrero de 2016, Hassan Mohammed estaba en la cama luchando por respirar.
Durante los nueve meses que duró la ocupación yihadista en su ciudad natal, este estudiante de ingeniería estuvo jadeando desde la mañana hasta la noche. Y durante esos nueve meses el joven asmático apenas se sostuvo gracias a inhaladores y un arresto domiciliario autoimpuesto. "No podía salir. La contaminación siempre había sido fuerte debido a las fábricas, los rociados de la granja o el polvo del desierto. Pero los enfrentamientos empeoraron todo", dijo.
Pero cuando los ocupantes se dispusieron a encubrir su retirada, Mohammed llegó a convencerse de que moriría. Primero, los combatientes de ISIS llenaron las calles de neumáticos en llamas y luego explotaron instalaciones estratégicas en toda la ciudad, incluida una planta de pesticidas. El humo y las columnas de polvo se filtraron a la habitación de Mohammed, ninguna forma de medicación o precaución pudo impedir los efectos de la contaminación. "Es una sensación aterradora cuando tus pulmones no funcionan", dijo. "Todavía puedo sentirla. No se va".
ISIS (el Estado Islámico o Da'esh) ha sido prácticamente derrotado en Irak, pero en todas las áreas que una vez ocupó su legado tóxico perdura. El terreno aún está lleno de químicos nocivos y las vías fluviales del país aún están contaminadas con derrames de petróleo o residuos de gas mostaza. En una de las calamidades ambientales más graves, una refinería improvisada de ISIS dejó un rastro de petróleo de 11 km de longitud cerca de Hawija. Muchos iraquíes, ya maltratados por una serie de graves problemas preexistentes de calidad de aire y agua, sienten que su guerra no ha terminado.
A partir de este año, el gobierno iraquí y ONU Medio Ambiente se aliaron junto a un equipo interministerial capaz de hacer frente a estos problemas de contaminación. El programa apunta a mejorar las capacidades del gobierno para ayudar al país a limpiar sus paisajes, y aspira a aumentar los controles estatales sobre los productos químicos para evitar que se repita la utilización de pesticidas y fertilizantes como explosivos.
"Sin un uso racional de los productos químicos, será difícil seguir adelante", dijo Jassim Al-Falahi, Viceministro de Salud y Medio Ambiente. “Los grupos terroristas utilizaron químicos simples para dañar a mi país y a nuestra gente. Debemos hacer algo al respecto”, añadió. Es poco exagerado decir que el futuro de Irak podría depender en parte del éxito de este esfuerzo, sugieren los funcionarios.
Irak se encuentra entre los primeros siete países que participará en el programa especial de ONU Medio para ayudar a los Estados a cumplir con sus obligaciones en materia de gestión de desechos y productos químicos según los convenios de Basilea, Rotterdam, Minamata y Estocolmo, y el Enfoque Estratégico para la Gestión de Productos Químicos a Nivel Internacional. Elegidos entre más de 40 solicitantes, estos países recibirán desde conocimientos técnicos, hasta asistencia en la redacción de la legislación sobre gestión de residuos peligrosos.
La esperanza es que una vez que se construya la capacidad institucional, estas naciones socias podrán valerse por sí mismas. "Nuestra idea es que esta inversión impulsará el fortalecimiento de las estructuras institucionales, los sistemas y su gente, y que estas garanticen la sostenibilidad", dijo Nalini Sharma, jefa de la Secretaría del programa especial. "Se trata de una financiación inicial para que los países puedan luego encargarse por completo", añadió.
El proyecto está financiado por Estados Unidos, la Unión Europea y ocho países europeos (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Países Bajos y Suecia).
En el caso de Irak, gran parte del marco básico de lucha contra la contaminación química ya existe. El país, un importante productor de petróleo con grandes porciones de tierra de cultivo, ha sufrido antes derrames industriales, agrícolas y en campos petroleros. El reto ahora es perfeccionar estrategias y prácticas.
El Ministerio de Medio Ambiente, que está tomando la iniciativa en este proyecto, tiene unidades capaces de evaluar los sitios contaminados, pero carece del equipo y las habilidades para documentarlos y limpiarlos por completo. "Hemos realizado evaluaciones de salud ambiental en las áreas liberadas, y estamos empezando a construir una base de datos de desastres relacionados con el medio ambiente", dijo Salma Abdel Fattah, jefa de la Subdivisión de Salud Ambiental del Ministerio. "Pero el tamaño del área que debemos cubrir es demasiado grande, y nos falta equipo". Al incorporar nuevas metodologías en la evaluación del sitio, esperan avanzar más rápido.
También en otros ministerios, los encargados de controlar el uso de productos químicos en Irak dicen que están mal equipados para hacer frente a la magnitud de sus responsabilidades. El Ministerio de Petróleo insiste en que toma los derrames en serio, pero que el alto volumen de productos químicos importados en la industria, el daño de la guerra y el envejecimiento de la infraestructura han obstaculizado sus esfuerzos.
"Puede ser difícil mantenerse al día porque la explosión de oleoductos por parte de los terroristas causa una gran contaminación. También hay planes para aumentar la producción de petróleo, por lo que los desafíos son enormes", dijo Mohammed Fariss, ingeniero jefe adjunto del Departamento de Investigación Ambiental del Ministerio de Petróleo.
Desde el Ministerio de Electricidad, que ahora debe lidiar con los químicos letales que se han filtrado en el suelo de subestaciones destruidas, hasta el Ministerio de Industria, que se encarga de rehabilitar las fábricas dañadas, al menos una docena de instituciones del gobierno recibirán algún tipo de capacitación.
Ninguno de estos desafíos es completamente nuevo, por supuesto. La guerra entre Irán e Irak en la década de los ochenta dejó franjas de tierra llenas de productos químicos como resultado de la explosión de minas terrestres, y otros conflictos y accidentes industriales han ocurrido desde entonces.
Pero nunca antes tanto daño se había infligido con productos químicos de fácil manejo y acceso, dicen los funcionarios. Esto ha inyectado una nueva urgencia en la discusión. El Ministerio de Agricultura insiste en que ha maximizado los esfuerzos para controlar la distribución de pesticidas y fertilizantes, la introducción de fertilizantes naturales no tóxicos en algunos sitios y la aplicación de pesticidas aéreos en otros. "Nos aseguramos de que cuando vendamos pesticidas a las granjas, la cantidad sea relativa al tamaño de la tierra", dijo Ali Karim Mohammed, jefe del Departamento de Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura. “Hacemos esto, para que no se desperdicien productos químicos y no haya nada extra”. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad están restringiendo el uso de productos químicos en algunas áreas liberadas, lo que está perjudicando involuntariamente a los agricultores.
Los militares y la policía, por su parte, dicen que han aumentado el monitoreo de las importaciones de productos químicos y su tránsito hacia el interior del país. Solo en seis cruces fronterizos se permite manejar productos químicos, mientras que el primer ministro recientemente ordenó que todos los envíos de productos químicos requieran una licencia para ir de una provincia a otra. En el mercado de Bab Al-Sharqi, en el centro de Bagdad, los vendedores de fertilizantes dicen que ahora están sujetos a muchas más inspecciones.
"Desde nuestra perspectiva, la conciencia de que este es un problema de seguridad nacional nos ha brindado un apoyo real y una mayor posibilidad de éxito", dijo Luay al-Mokhtar, Director de Monitoreo de Sustancias Químicas y Evaluación de Campo del Ministerio de Medio Ambiente.
Aún así, los obstáculos para el éxito son desalentadores. ONU Medio Ambiente solo proporciona fondos limitados, y el gobierno de Irak, que depende de los precios del petróleo, ha tenido dificultades para mantener muchos de sus proyectos a largo plazo. “Hace unos años, presentamos un plan nacional para contrarrestar la contaminación por hidrocarburos, que incluía intentar establecer un sistema de alarma en Kirkuk y en la gobernación de Saladino. "Las tuberías son viejas, los derrames son frecuentes y muy pronto podrían suceder en Bagdad", dijo Mohammed Fariss. “Pero tuvimos que parar por el financiamiento. Todo se detuvo en 2014”, cuando se derrumbó el precio del petróleo y surgió ISIS.
La mala coordinación entre los ministerios involucrados, muchos de los cuales no necesariamente consideran el medio ambiente una prioridad, también sigue siendo un problema.
A principios de septiembre, el viceministro Falahi y su equipo se mostraron muy conscientes de los desafíos que enfrentan. El gobierno iraquí se ha comprometido previamente con los planes ambientales y nunca los ha cumplido. Esta vez, sin embargo, el equipo de productos químicos está convencido de que las cosas se desarrollarán de manera diferente. Las implicaciones para la seguridad nacional del uso de productos químicos no regulados han tocado fibras en Bagdad, como quizás también lo ha hecho gravedad de la contaminación en el país. En Basora, en el sur de Irak, miles de residentes protestaron en verano por la terrible calidad del agua.
Quizás lo más importante es que los funcionarios ambientales dicen que sus instituciones jóvenes finalmente están alcanzando la mayoría de edad. El Ministerio de Medio Ambiente se estableció después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 y justo después de eso Irak se convirtió en parte de los convenios internacionales de gestión de productos químicos y desechos. Es ahora que realmente se está abriendo camino a través de las redes de toma de decisiones de Bagdad. "Estamos aprendiendo. Todavía estamos en camino y hay muchas áreas que debemos cubrir. Pero con una buena planificación y apoyo, creo que tendremos éxito en el futuro", dijo Luay Al-Mokhtar.