Un maravilloso mundo animal se esconde dentro y alrededor de las fangosas profundidades del Mekong, uno de los principales ríos de Asia, que atraviesa Vietnam, Camboya, Tailandia, Lao, Birmania y desemboca en el mar de la China meridional .
Ahí es posible encontrar bagres que pesan hasta 300 kilogramos y son casi tan largos como un automóvil. Hay también delfines capaces de comunicarse con los humanos para coordinar las expediciones de pesca. Además, entre 1997 y 2014, en la cuenca del bajo Mekong se descubrieron más de 2.000 nuevas especies.
Ahora bien, este ecosistema fundamental está bajo una inmensa presión por el cambio climático, la escorrentía tóxica de las actividades agrícolas y, según las sospechas de los científicos, una creciente oleada de contaminación por plásticos.
Para medir qué tan grave es el problema del plástico, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres y varios socios más lanzaron un estudio en profundidad de la cuenca del río Mekong.
“Hasta la fecha, la mayor parte de la investigación sobre la contaminación por plásticos se ha centrado en el medio ambiente marino. Sin embargo, sabemos que los plásticos están presentes en los ambientes terrestres y de agua dulce. Necesitamos comprender mejor la escala y el impacto de dicha contaminación en las especies, incluidas las migratorias, en estas áreas”, dijo Amy Fraenkel, secretaria ejecutiva de la Convención sobre la conservación de especies migratorias de animales silvestres.
Una oleada de plástico
La humanidad produce cada año 300 millones de toneladas de desechos plásticos, de los cuales alrededor de 8 millones de toneladas terminan en el océano. Más de 800 especies marinas y costeras se ven afectadas por esta contaminación mediante la ingestión, los enredos y otros peligros.
El delfín de Irrawaddy, que habita en el Mekong, con frecuencia se enreda en los equipos de pesca de plástico. Pero los efectos más amplios que el plástico está teniendo en las especies que viven en los ríos y sus alrededores siguen siendo desconocidos. Un estudio realizado en 2017 informó, por ejemplo, que 100% de los peces de agua dulce en el Río de la Plata en América del Sur tenían microplásticos en su sistema. Pero se han realizado muy pocos estudios más.
Los productos químicos que se agregan a los plásticos, algunos de ellos dañinos, como el bisfenol A, también se filtran al medio ambiente natural con los desechos plásticos. Además, los microplásticos pueden absorber productos químicos y metales pesados del entorno circundante y transportarlos más lejos.
Los efectos de la ingestión de microplásticos en la salud humana a través de la vida silvestre, como los pescados y mariscos, aún no se conoce del todo. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que los aditivos se retienen en los plásticos y microplásticos marinos y, posteriormente, se digieren y absorben en los tejidos, donde se acumulan.
Los gobiernos se han vuelto más conscientes de la urgencia de abordar el problema del plástico. En la COP13 de la Convención sobre Especies Migratorias, celebrada en febrero de 2020 en India, las Partes adoptaron las Decisiones 13.122 y 13.125 y pidieron que se realicen más investigaciones sobre este tema.
En las profundidades del Mekong
Como parte del proyecto CounterMEASURE en el Mekong, el PNUMA y sus socios, que incluyen a la Secretaría de la Comisión del Río Mekong, están evaluando puntos clave de la presencia plásticos en el medio ambiente terrestre y de agua dulce.
El proyecto también examinará los efectos de la contaminación por plásticos, incluidos los microplásticos, en las especies migratorias que pueden encontrarse en la cuenca del río Mekong, como el delfín del Irrawaddy, el bagre gigante del Mekong, el sisón bengalí y la grulla sarus.
“Con esta información, las áreas que son de gran importancia para las especies migratorias pueden convertirse en una prioridad para prevenir, combatir y eliminar la contaminación por plásticos”, dijo Fraenkel.
“El proyecto desarrollará un protocolo de monitoreo biológico para la cuenca del río Mekong y se trabajará para crear conciencia sobre la contaminación por plásticos y su impacto en las especies migratorias entre las comunidades del río”, añadió la secretaria ejecutiva de la Convención sobre la Conservación de especies migratorias de animales silvestres.
La biodiversidad del río Mekong es la base de la alimentación, el trabajo y las tradiciones de cientos de millones de personas. Alrededor de 60 millones de personas dependen de la abundante pesca de agua dulce del Mekong para su sustento.
Necesitamos comprender mejor la escala y el impacto de la contaminación (por plásticos) en las especies, incluidas las migratorias, en estas áreas.
Junto con la contaminación por plásticos, las presas y otros desarrollos de infraestructura amenazan con alterar el entorno silvestre que es fundamental para la salud del Mekong. El cambio climático continúa cambiando lentamente los patrones del tiempo y el aumento de las temperaturas está repoblando los hábitats con especies invasoras. Y los contaminantes orgánicos y químicos de la agricultura también son un problema.
En la cuenca del río Mekong, las capturas de especies migratorias de peces de agua dulce disminuyeron 78% entre 2000 y 2015. Aún así, entre 2018 y 2019, los científicos registraron 110 nuevas especies en la cuenca del bajo Mekong.
“Los ecosistemas de la región aún tienen muchos secretos por revelar. Entender el problema de la contaminación por plásticos ahora nos permitirá seguir explorando las maravillas de su vida silvestre en el futuro”, dice Makiko Yashiro, coordinadora regional de Gestión de Ecosistemas del PNUMA.