16 Jun 2020 Reportaje Nature Action

Proteger los paisajes para proteger a la humanidad

La COVID-19 es una enfermedad zoonótica, lo que significa que se transmite entre animales y humanos. Por lo tanto, está estrechamente relacionada con las tierras que habitan las especies. Las actividades humanas y económicas han degradado las áreas naturales silvestres, los bosques y otros ecosistemas importantes, y nos han acercado a especies huéspedes de patógenos, es decir, animales y plantas que pueden albergar enfermedades.

En vísperas del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra cada 17 de junio, Frank Turyatunga, el director adjunto de la Oficina Regional del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en África, comparte ideas sobre cómo proteger mejor los paisajes.

¿Qué es la degradación de la tierra y por qué deberíamos centrarnos en este tema?

La tierra degradada es aquella que ha perdido o está perdiendo su biodiversidad, la cual es la base de toda la vida en la Tierra. Es menos capaz de proporcionar servicios ecosistémicos como el agua, la sombra, la prevención de la erosión del suelo y la retención de humedad.

La mayor parte de esta degradación se está produciendo actualmente fuera de las áreas protegidas, afectando bosques, pastizales, praderas, ecosistemas de montaña y humedales. Los ecosistemas saludables son esenciales para sustentar un planeta saludable y personas saludables. Es por eso que necesitamos invertir en la gestión sostenible de ecosistemas de todo tipo.

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Este año, el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se centra en los vínculos entre el consumo y la tierra. ¿Cómo afecta el consumo a la salud de los paisajes? ¿Cuáles son los principales impulsores de la degradación de la tierra en el África subsahariana?

La COVID-19 subraya la relación entre la salud humana y la naturaleza, y revela un problema fundamental: los humanos tienen necesidades ilimitadas, pero el planeta tiene una capacidad limitada para satisfacerlas. A menudo, la degradación de la tierra es causada por el consumo insostenible y las necesidades de los humanos.

Por ejemplo, uno de los principales impulsores de la degradación de la tierra, que sigue atrayendo muy poca atención, es la expansión agrícola para ayudar a alimentar a una población en rápido crecimiento. La expansión agrícola implica el desmonte y la tala de árboles.

La mala planificación del uso de la tierra, el acceso deficiente a los insumos y tecnologías agrícolas y, en algunos casos, la corrupción, también están impulsando la agricultura de "tala y quema". Bajo este sistema de cultivo, la biomasa de leña, forraje y otros recursos se explotan de manera insostenible, lo que deviene en degradación.

Otro impulsor es el uso de carbón. Las personas que no pueden permitirse cocinar con gas o electricidad recurren a la leña o al carbón para obtener energía. La fabricación de carbón también requiere la tala de árboles.

El cambio climático exacerba el problema con inundaciones, sequías y, recientemente, enjambres de langostas más frecuentes que destruyen las plantaciones. Los agricultores ahora nunca saben cuánto durará su temporada de cultivo. Todo esto está llevando a una mayor pobreza rural que, a su vez, exacerba el problema debido a que las comunidades afrontan los desafíos con estrategias que a su vez pueden ser dañinas, como la tala y la quema.

África es una de las regiones que más rápidamente se está urbanizando en el mundo. ¿Cómo influye esto en la degradación de la tierra?

La expansión de las ciudades en África también es un impulsor clave de la pérdida de ecosistemas y la degradación. A medida que aumenta la demanda de bienes de consumo en las ciudades, los agricultores rurales intentan mantener el ritmo, a menudo en detrimento de sus propias tierras.

Por ejemplo, los pastores convertidos en granjeros comerciales con rebaños de ganado cada vez más grandes pueden conducir al pastoreo excesivo en las vastas praderas semiáridas de África. Los pastizales pueden "albergar" una cantidad máxima de ganado antes de que se reduzcan o degraden los servicios de los ecosistemas, como los pastos, la sombra y los pozos de agua.

¿Cómo podemos detener la degradación de la tierra y promover la restauración?

Con soluciones basadas en la naturaleza, es decir, soluciones que funcionen en favor de la naturaleza, no en contra de ella. Por ejemplo, un mejor manejo del pastoreo, donde ciertas áreas se dejan descansar durante un tiempo para permitirles recuperarse, sería un paso en la dirección correcta. Pero esto requiere educación y más inversión en la planificación del uso de la tierra: los gobiernos deben ser conscientes de las necesidades y preocupaciones de los agricultores locales.

Si los gobiernos y los socios priorizan y abordan el acceso a la tecnología digital, ésta se puede utilizar para educar y capacitar a los agricultores en el manejo sostenible de la tierra. Cualquier plan de gestión del paisaje necesita la aceptación de todos los interesados para ser efectivo.

Además, los gobiernos y las autoridades locales deben considerar urgentemente las inversiones en pagos por servicios ecosistémicos y la restauración de tierras, apuntando al gran grupo de jóvenes desempleados en muchos países africanos. La mejor manera de aprovechar esta fuerza laboral es transformar soluciones basadas en la restauración y en la naturaleza en empresas en las que ellos puedan participar. Estas no son empresas tradicionales. Habrá que invertir en la construcción de capacidades, el acceso a financiamiento asequible y el desarrollo e implementación de políticas que favorezcan soluciones basadas en la naturaleza impulsadas por jóvenes y mujeres.

El PNUMA está apoyando el Década de Acción para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que demuestra un compromiso renovado de la comunidad internacional para acelerar la acción hacia el logro de los objetivos de la Agenda 2030, incluido el Objetivo 12, Consumo y producción responsables, que también puede  ser respaldado por la implementación de la Agenda de Acción Panafricana sobre la Restauración de los Ecosistemas para Aumentar la Resiliencia.

El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra el 17 de junio de cada año, se centra en cambiar las actitudes públicas hacia la principal causa de la desertificación y la degradación de las tierras: la producción y el consumo incesantes de la humanidad. Con el fin de tener suficiente tierra productiva para satisfacer las demandas de 10.000 millones de personas en 2050, nuestros estilos de vida deben cambiar. Este año, bajo el lema “Alimentos. Forrajes. Fibra.”, se aspira a educar a las personas sobre la manera de reducir su impacto individual.

La Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas 2021–2030 concentrará apoyo político, investigación científica y músculo financiero en favor de la recuperación masiva de ecosistemas. Las actividades de la Década son lideradas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, y aliados como la iniciativa Africa Restoration 100, el Foro Global sobre Paisajes y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.