La semana pasada, los líderes mundiales adoptaron una declaración histórica en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en Lisboa para ampliar las acciones innovadoras y con soporte científico encaminadas a mitigar la emergencia oceánica de la pérdida de hábitat, la acidificación de los océanos y la degradación de los ecosistemas.
Más de 150 países se dieron cita en la conferencia, copatrocinada por los Gobiernos de Portugal y Kenya, donde acordaron tomar medidas para fortalecer, entre otras cosas, las economías azules y las áreas marinas protegidas y la lucha contra la contaminación marina.
Contaminación marina
La contaminación marina representa al menos el 85% de los desechos marinos, de los cuales la basura plástica es el principal contaminante. Cada minuto, se arroja el equivalente a un camión de basura de plástico a nuestros océanos. Si no se hace nada al respecto, para 2040, se proyecta que el equivalente a 50 kg de plástico por metro de costa en todo el mundo fluya hacia los océanos cada año.
La Declaración de Lisboa "Nuestros océanos, nuestro futuro, nuestra responsabilidad" solicitó a los gobiernos que emprendieran más esfuerzos para prevenir, reducir y eliminar la basura plástica marina, incluidos los plásticos y microplásticos de un solo uso, a través de la implementación de enfoques integrales del ciclo de vida, un mayor fomento del reciclaje y la gestión ambientalmente racional de los desechos.
En la declaración se acogió con beneplácito la decisión adoptada en la quinta Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada en Nairobi (Kenya) a principios de este año, de establecer un comité intergubernamental de negociación para elaborar un instrumento jurídicamente vinculante en materia de contaminación por plástico. Los Estados Miembros aprobaron una resolución histórica que permitirá forjar el acuerdo para 2024.
Economías azules
Se estima que para el año 2030, las poblaciones costeras del mundo aportarán US$ 3 billones a la economía mundial en sectores tan diversos como la pesca, el turismo y las emergentes economías verdes y azules, así como las energías renovables y la biotecnología marina. Las economías azules serán aún más cruciales para los países de África y los Estados insulares en desarrollo.
En la declaración se reconoció la importancia de crear economías azules sostenibles, resilientes e inclusivas. Un primer paso vital para lograrlo es reconocer que los océanos son fundamental para la vida en nuestro planeta y nuestro futuro, puesto que proporcionan innumerables servicios, incluido el suministro de oxígeno, a la vez que contribuye a la seguridad alimentaria, crea innumerables empleos y actúa como un sumidero de carbono.
Asimismo, en la declaración se indicó que la conservación y el uso sostenible de los océanos y el progreso en las soluciones basadas en la naturaleza son fundamentales para garantizar una recuperación sostenible, inclusiva y resistente al medio ambiente con respecto a la pandemia de COVID-19, que ha afectado desproporcionadamente a los países en desarrollo.
Áreas marinas protegidas
Las áreas marinas protegidas constituyen una de las mejores opciones para mantener y restaurar la salud de los océanos mediante la protección de las especies y los ecosistemas, la participación activa de las partes interesadas en la planificación y la distribución justa de los beneficios, así como el hecho de garantizar el uso sostenible a largo plazo de los recursos naturales y los ingresos del turismo.
Las investigaciones demuestran que una gobernanza sólida, que se respete la legislación nacional y el derecho internacional, tiene el potencial de generar un cambio transformador en los comportamientos humanos y reducir los impactos provocados por los seres humanos en los ecosistemas marinos y costeros.
La Declaración de Lisboa reconoce la necesidad de establecer más áreas marinas protegidas y mejor gestionadas. Asimismo, se plasmaron por escrito los compromisos voluntarios de más de 100 Estados Miembros para conservar o proteger al menos el 30% de los océanos del mundo dentro de las áreas marinas protegidas y medidas de conservación adicionales basadas en áreas para 2030.
Pueblos indígenas, datos, mujeres y niñas
Asimismo, los países participantes acordaron tomar medidas para fortalecer, entre otros aspectos, la recopilación de datos; el reconocimiento del papel que desempeñan los pueblos indígenas para compartir ideas innovadoras y las mejores prácticas; y la participación de las mujeres y las niñas en la economía basada en los océanos.
Ahora que el esfuerzo mundial para proteger nuestros océanos tiene un nuevo comienzo, como lo denomina Leticia Carvalho, Coordinadora Principal de la Subdivisión de Aguas Marinas y Aguas Dulces del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el trabajo que queda por delante debe ser "impulsado por la ciencia, la tecnología, la innovación y las finanzas".
Con el propósito de luchar contra el impacto omnipresente de la contaminación en la sociedad, el PNUMA lanzó #BeatPollution, una estrategia de acción rápida, a gran escala y coordinada contra la contaminación del aire, la tierra y el agua. La estrategia destaca el impacto de la contaminación en el cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad y la salud humana. A través de mensajes de base científica, la campaña muestra cómo la transición a un planeta libre de contaminación es vital para las futuras generaciones.