Hay un problema que se acumula en las costas de la famosa península de Yucatán en México. Desde 2011, un alga marrón llamada sargazo ha estado a la deriva en las populares playas de Quintana Roo. En 2019, la situación empeoró tanto que las autoridades locales declararon una "emergencia por las algas".
La reciente afluencia sin precedentes de algas sargazo en las costas costeras demuestra la presión que la actividad humana ha estado ejerciendo sobre la naturaleza. La deforestación, la expansión agrícola y la urbanización aumentan la erosión del suelo y la escorrentía agrícola, canalizando micronutrientes como el nitrógeno y el fósforo de los fertilizantes y las aguas residuales al océano. Combinado con el calentamiento de las temperaturas oceánicas debido al cambio climático, esto crea condiciones que alimentan las floraciones masivas de sargazo.
En una región donde el turismo representa casi el 90 por ciento del producto interno bruto, las pilas de sargazo están contribuyendo a un desastre económico y ecológico. Pero ahora, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral, las empresas locales están tomando la maleza problemática y convirtiéndola en productos sostenibles como fertilizantes ecológicos, productos para cosméticos y cuero vegano.
El Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral (GFCR, por sus siglas en inglés) es una coalición público-privada que despliega una gama de soluciones financieras y apoyo a las empresas sostenibles para mejorar la resiliencia de los ecosistemas, las economías y las comunidades costeras.
El Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral (GFCR) se creó para acelerar las inversiones y acciones urgentes para mejorar la resiliencia de los ecosistemas, las comunidades y las economías de los arrecifes costeros. El GFCR comprende dos vehículos financieros principales: un Fondo de Donaciones dirigido por las Naciones Unidas y un Fondo de Inversiones de Impacto de capital privado a gran escala dirigido por el sector privado. El GFCR tiene como objetivo promover la producción oceánica sostenible, estimular el desarrollo costero sostenible y el ecoturismo, forjar economías circulares y gestión de la contaminación, así como habilitar tecnologías en favor de un futuro sostenible.