Por Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se solidariza con los miles de millones de personas en todo el mundo que sufren el impacto de la pandemia de COVID-19.
Extendemos nuestro sincero agradecimiento a los millones de profesionales de la salud y miembros de la familia de las Naciones Unidas, incluido el personal de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quienes trabajan sin cesar para protegernos mientras la humanidad enfrenta su mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.
La prioridad inmediata en este momento es frenar la propagación de la COVID-19 para proteger la salud de las personas. Reconocemos que el virus requiere una respuesta ambiental sólida y estamos listos para ayudar a los Estados Miembros y a las agencias de las Naciones Unidas con nuestra experiencia técnica sobre gestión de productos químicos y desechos peligrosos, mientras enfrentan el aumento de los residuos relacionados con la respuesta médica a la crisis.
A pesar de las restricciones en muchos de los países donde el PNUMA tiene presencia, continuamos trabajando, acatando todas las recomendaciones emitidas por las autoridades nacionales y la OMS.
En el PNUMA seguimos profundamente comprometidos con nuestro mandato central de facilitar la gobernanza ambiental global y por tanto hemos adoptado diferentes canales virtuales para mantener los diálogos en estas labores. Esto es así porque, finalmente, la salud de las personas y la salud de nuestro planeta están íntimamente conectadas.
La actividad humana ha alterado prácticamente todos los rincones de nuestro planeta, desde la tierra hasta el océano. Y a medida que continuamos invadiendo implacablemente la naturaleza y degradando los ecosistemas, ponemos en peligro la salud humana. De hecho, 75% de todas las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas, es decir, se transmiten de los animales (ya sean domésticos o silvestres) a los humanos.
El PNUMA está trabajando en estrecha colaboración con sus aliados para aumentar el conocimiento científico sobre los vínculos entre la estabilidad de los ecosistemas, el medio ambiente y la salud humana, incluidas las enfermedades zoonóticas.
Precisamente por la naturaleza interconectada de todas las formas de vida en el planeta, es de gran importancia alcanzar un ambicioso marco mundial de la diversidad biológica post-2020, por lo cual seguimos comprometidos con los esfuerzos para que esto suceda.
Y en el contexto posterior a la crisis, a medida que los gobiernos aprueben paquetes de estímulo para apoyar la creación de empleo, la reducción de la pobreza, y el desarrollo y el crecimiento económico, continuaremos respaldando a los Estados Miembros y nuestros socios con el fin de "reconstruir mejor" y aprovechar oportunidades para dar grandes pasos hacia inversiones verdes como la energía renovable, la vivienda inteligente, las contrataciones públicas ecológicas o el transporte público, todo guiado por los principios y estándares de producción y consumo sostenibles.
La gestión segura de los desechos médicos y químicos peligrosos, la custodia sólida y global de la naturaleza y la biodiversidad, y el claro compromiso de "reconstruir mejor", crear empleos verdes y facilitar la transición hacia economías neutras en carbono, serán clave para un futuro resiliente y sostenible y para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y eso, por supuesto, sigue siendo el futuro que todos queremos.