El Flipflopi, un dhow o velero tradicional africano hecho de plástico reciclado, ha zarpado en su segunda travesía por las comunidades ribereñas de Tanzania, Uganda y Kenia para recalcar la importancia de revertir el daño que la contaminación por plásticos ha causado a las comunidades que dependen del lago Victoria.
La tripulación del Flipflopi, que se embarcó en Kisumu, Kenia, el 7 de marzo, pasará tres semanas en el agua, interactuando con comunidades, activistas y empresarios locales, y destacando el desafío de los microplásticos y su impacto en las poblaciones de peces y la calidad del agua.
https://assets.unenvironment.org/s3fs-public/inline-images/Copie_de_DSC08307.jpg?null">Con una superficie de más de 68.800 kilómetros cuadrados, el lago Victoria es el lago tropical más grande del mundo y también el segundo lago de agua dulce más grande del mundo. El crecimiento de la población en sus alrededores se ha disparado, pero se han descubierto pocas fuentes adicionales de ingresos para los 53 millones de personas que se estima viven en el área de la cuenca.
El lago Victoria ha luchado durante mucho tiempo con desafíos como la disminución de las poblaciones de peces, atribuible a la sobrepesca y a la aparición de especies de plantas invasoras, como el jacinto de agua, así como con los efectos del cambio climático.
Pero cada vez más, la contaminación y la preponderancia de los microplásticos es lo que está asfixiando el lago y apagando este motor económico para los tres países. Un estudio reciente estimó que uno de cada cinco peces del lago Victoria había ingerido plástico.
“La contaminación por plásticos en el lago Victoria agrega otra carga al ecosistema, que de por sí ya estaba estresado”, afirma Robert Egessa, un científico que forma parte del equipo del Flipflopi. “Si no se implementa una solución oportuna, las interacciones entre los plásticos y los contaminantes orgánicos e inorgánicos se sentirán a lo largo de la cadena de valor del pescado”.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) está apoyando el viaje del Flipflopi mediante su campaña Mares Limpios, que trabaja con gobiernos, empresas y ciudadanos para reducir lo que los expertos llaman una epidemia de contaminación por plásticos. El mundo produce 300 millones de toneladas de desechos plásticos cada año, de los cuales 8 millones terminan en el océano, envenenando a los peces, ensuciando las playas y, a veces, ingresando a la cadena alimentaria humana.
Plan de recuperación
Los efectos de la COVID-19 en las comunidades del lago Victoria han sido profundos. La emergente industria del turismo prácticamente se suspendió debido a los cierres en Uganda y Kenia, y el comercio transfronterizo se interrumpió debido a las preocupaciones sobre la propagación del virus.
Revitalizar a estas comunidades y llevar esperanza a las orillas del lago es una de las principales motivaciones del viaje del Flipflopi, que se produce poco después de que el PNUMA concluyera la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el máximo órgano mundial de toma de decisiones ambientales.
“Lo que estamos presenciando ahora es un deseo real de los responsables de la formulación de políticas y los líderes de nuestra región de lograr un cambio”, dice Dipesh Pabari, cofundador de la expedición Flipflopi. “Construimos Flipflopi con el fin de mostrar usos alternativos de los residuos plásticos e inspirar la innovación. Ahora vemos que puede utilizarse para convocar a las partes interesadas que realmente tienen el poder para cambiar las políticas en torno a los plásticos desechables. Esperamos que los gobernadores locales ayuden a construir un movimiento entre los condados ribereños del lago Victoria”.
Durante las tres semanas de navegación alrededor del lago Victoria, con escalas planeadas en Kenia y actividades de limpieza de playas, y trabajará en estrecha colaboración con las aldeas de pescadores locales para intercambiar conocimientos sobre los problemas asociados con la contaminación por plásticos.
Además, los científicos, incluido Egessa, tienen la intención de recopilar datos y muestras de agua para evaluar la magnitud del problema de la contaminación por plásticos en el lago.
“Es importante comprender el lago Victoria en su totalidad para poder luchar contra su contaminación”, asegura Victor Beguerie, responsable del seguimiento y la evaluación del equipo de investigación del Flipflopi. “No tiene sentido imponer prohibiciones locales a las bolsas de plástico en Kenia, a los popotes en Tanzania, o a los audífonos en Uganda, porque los desechos no tienen fronteras. Para que el lago Victoria continúe proporcionando alimentos saludables y empleo a millones de personas en África Oriental, se deben tomar medidas de conservación a nivel regional”.
La contaminación por plásticos en el lago Victoria agrega otra carga al ecosistema, que de por sí ya estaba estresado.
Crear una economía “circular”
El Flipflopi realizó su primer viaje en 2018, cando partió de la bucólica isla de Lamu en Kenia y navegó más de 500 km hasta Zanzíbar, Tanzania. Se utilizaron técnicas tradicionales de construcción de dhows y participaron constructores tradicionales de este tipo de veleros, por lo que la embarcación es un ejemplo de las posibilidades inherentes a la economía circular y el uso del plástico reciclado, dice la tripulación.
En los años transcurridos desde ese primer viaje, Flipflopi, que está hecho en parte de sandalias usadas, ha estimulado la innovación de la economía circular en las comunidades pesqueras y turísticas de Lamu. Kwale Plastics Plus Collectors es una iniciativa de gestión local para limpiar la tierra, los ríos, las playas y el Océano Índico mediante la mejora de la gestión de los residuos y la separación de residuos como fuente de ingresos. Otra iniciativa local en Lamu está a cargo de la fundación Takataka para crear una instalación de gestión de residuos sostenible de circuito cerrado.
“Hace diecisiete años, en 2004, La pesadilla de Darwin, un documental austro-franco-belga, llamó la atención sobre el desastre del ecosistema del lago Victoria”, recuerda Cyrille-Lazare Siewe, coordinador del programa del PNUMA en Kenia.
“Hoy se está escribiendo una nueva página, basada en la innovación y la circularidad, para proteger el ecosistema del lago y convertirlo en un caldo de cultivo para el medio ambiente sostenible y la preservación de la biodiversidad”.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente está trabajando con países de África para abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. En diciembre de 2020, en un gesto histórico, los ministros de medio ambiente de 54 países africanos acordaron apoyar un plan integral de recuperación verde de la COVID-19 llamado Programa Africano de Estímulo Verde. El PNUMA está apoyando esta iniciativa, que busca aprovechar la recuperación de la COVID-19 para incorporar las consideraciones ambientales en todas las facetas de las economías africanas.