La COVID-19 amenaza con hundir a millones de personas en la pobreza y empeorar el hambre en todo el mundo, socavando el impulso de larga data en favor del desarrollo sostenible, advierte un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El reporte COVID-19, el medio ambiente y los sistemas alimentarios pide a los Estados que utilicen su respuesta al coronavirus para aumentar la sostenibilidad y la resiliencia de la producción de alimentos, y monitorear sus esfuerzos de recuperación tomando en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
"Existe la preocupación de que concentrar los recursos en mitigar los graves impactos de la COVID-19 podría reducir el apoyo a los programas de desarrollo sostenible en general, desplazando iniciativas importantes en 2021 y en los años venideros", dice Salman Hussain, del PNUMA, quien coordinó el informe.
“El mundo necesita consistencia y coherencia entre la ayuda de emergencia y los objetivos de sostenibilidad, resiliencia y equidad a largo plazo”, dice Hussain.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015, contienen 17 metas diseñadas para combatir la pobreza, reforzar la atención médica y mejorar la educación, entre otros, mientras se protege el medio ambiente.
La pandemia amenaza con revertir décadas de progreso hacia el logro de estos objetivos. Hasta 100 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema este año debido a la COVID-19, lo cual sería el primer aumento en las tasas de pobreza desde 1998, de acuerdo con el informe.
El reporte propone varias formas de frenar el virus y promover la recuperación económica al tiempo que se apoya el desarrollo sostenible y se refuerzan los sistemas alimentarios.
1. Alinear las respuestas a la pandemia con los acuerdos mundiales
Siempre que sea posible, las medidas fiscales de emergencia para prevenir una recesión global deben alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
2. Garantizar la seguridad alimentaria
Las medidas para mitigar la pandemia y promover la recuperación económica solo tendrán éxito cuando la seguridad alimentaria esté garantizada. Producir alimentos más cerca de donde se consumen y mejorar las redes de transporte puede ayudar a minimizar la pérdida y el desperdicio de alimentos, un problema mundial apremiante.
3. Facilitar el movimiento de los trabajadores agrícolas
Esto ayudaría a garantizar que la demanda de sus servicios pueda satisfacerse mejor. Debe llevarse a cabo en paralelo con medidas para prevenir la propagación de la COVID-19 entre los trabajadores agrícolas y procesadores de alimentos mediante la mejora de las condiciones de trabajo.
4. Promover una recuperación ecológica
Se deben medir los impactos ambientales de las políticas de recuperación de la COVID-19 y aprovechar las oportunidades para dar un salto hacia las inversiones verdes. Al mismo tiempo, se deben promover soluciones basadas en la naturaleza para reforzar la biodiversidad que sustenta los sistemas alimentarios sostenibles.
“El mundo necesita consistencia y coherencia entre la ayuda de emergencia y los objetivos de sostenibilidad, resiliencia y equidad a largo plazo”.
5. Reconocer que existen oportunidades beneficiosas para todos y aprovecharlas
La restauración de hábitats y tierras degradadas, junto con la agricultura climáticamente inteligente, puede tener un impacto positivo en la reducción de gases de efecto invernadero y la mejora de la seguridad alimentaria. Las iniciativas de limpieza ambiental, la inversión sostenible en agricultura, la protección de los recursos naturales y la mejora de la eficiencia energética tienen el potencial de generar efectos positivos de estímulo a corto plazo.
6. Mejorar la eficiencia de la infraestructura del agua.
En los países en desarrollo, esto se puede lograr al reducir la extracción ilícita e incentivar el uso eficiente del agua en la agricultura. La escasez de este recurso puede reducir la seguridad alimentaria y aumentar la competencia por el líquido. La COVID-19 ha puesto en manifiesto la importancia del agua limpia para la higienización.
7. Regular mejor el comercio de carne y animales
Esto reduciría las posibilidades de una nueva pandemia, protegería las especies en peligro de extinción y ayudaría a fortalecer los medios de vida rurales.
8. Aplicar enfoques que consideren todo el sistema alimentario.
Se deben utilizar herramientas de evaluación como el Marco TEEBAgriFood para garantizar que se valoren los servicios de los ecosistemas, se considere el capital humano y social, y se realicen análisis de las cadenas de valor en su totalidad.
9. Adoptar el enfoque Una sola salud
La planificación de las agencias internacionales y los Estados Miembros debe garantizar que las actividades humanas no afecten negativamente la salud de las plantas, los animales y los ecosistemas de los que dependen los seres humanos.
El nuevo informe es parte de una serie diseñada para ayudar a los países a reconstruir de manera más sostenible después de la pandemia. La primera publicación de la serie, Construyendo una recuperación más verde: lecciones de la Gran Recesión, se lanzó el mes pasado.
La naturaleza está en crisis, amenazada por la pérdida de biodiversidad, el calentamiento global y la contaminación. Dejar de actuar es fallarle a la humanidad. Abordar la pandemia de COVID-19 y proteger al planeta de futuras amenazas globales requiere una gestión segura de los desechos médicos y químicos peligrosos, una gestión sólida global de la naturaleza y la biodiversidad, y un compromiso claro de “reconstruir mejor”, crear empleos verdes y facilitar la transición hacia economías neutrales en carbono. La humanidad depende de que actuemos ahora en favor de un futuro resiliente y sostenible.