“Hoy día el mundo enfrenta la peor crisis financiera y económica que se haya presentado en generaciones. La crisis financiera ha desatado una respuesta sin precedentes en cuanto a políticas: las tasas de interés se han reducido dramáticamente, en algunos casos casi hasta cero, y se han proporcionado cientos de miles de millones de dólares en apoyo a la liquidez y capital adicional a los sistemas bancarios alrededor del mundo".
¿Suena familiar? Esto es lo que dijo el economista Ed Barbier en 2009 cuando el mundo se tambaleaba por los efectos de la crisis financiera. En ese momento, los expertos instaron a los países a poner la sostenibilidad ambiental en el centro de sus paquetes de recuperación, un llamado que recibió una respuesta poco entusiasta.
Ahora, más de una década después, el mismo economista escribe un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que sostiene que el mundo tiene una segunda oportunidad –y posiblemente la última–de abordar el cambio climático y otras amenazas ambientales.
El estudio de Barbier, profesor de la Universidad Estatal de Colorado, Estados Unidos, se basa en las lecciones de la Gran Recesión y pide a los gobiernos que desarrollen estrategias concretas para combatir el deterioro ambiental mientras reconstruyen sus economías tras la COVID-19. El documento, Construyendo una recuperación más verde: lecciones de la Gran Recesión, es el primero de una serie de informes del PNUMA diseñados para ayudar a los países a recuperarse de manera más sostenible después de la pandemia.
De acuerdo con el documento, a raíz de la crisis financiera, algunos países realizaron inversiones en proyectos de eficiencia energética y energía limpia. Esos esfuerzos crearon empleos y expandieron el uso de las renovables durante varios años, pero brindaron poco apoyo a largo plazo a la descarbonización de la economía mundial.
Esta vez, el autor insta a los gobiernos a comprometerse con una estrategia de inversión pública y reformas legislativas para los próximos cinco a diez años que incluya la implementación de gravámenes que encarezcan la contaminación. De acuerdo con el informe, estas medidas ayudarán a impulsar una transformación hacia un orden económico verde y fomentarán una recuperación financiera sostenida.
El estudio también sugiere diferentes enfoques legislativos en países desarrollados y en desarrollo. Para los Estados de ingresos bajos y medios, muchos de los cuales están bajo una presión fiscal extrema debido a la pandemia, el informe recomienda:
- Reemplazar los subsidios a los combustibles fósiles por inversiones en energía limpia y ampliar el acceso a la energía renovable en las zonas rurales;
- Reasignar los subsidios al riego con el fin de mejorar el suministro de agua, el saneamiento y la infraestructura de aguas residuales; e
- Implementar un “impuesto al carbono tropical” para financiar la reforestación y la restauración ecológica.
El mundo tiene mucho por hacer para ponerse al día en lo que respecta al cambio climático, según los informes de la Brecha de Emisiones del PNUMA. Si se hubieran iniciado acciones climáticas más contundentes en 2010, el planeta habría tenido que reducir las emisiones 3,3% anual para evitar un aumento de 1,5 °C en la temperatura media global a fines de siglo. Dado que esto no sucedió, será necesario reducir las emisiones 7,6% cada año en la próxima década para mantener al planeta en un entorno climático seguro.
El documento de trabajo se presentó en la apertura de la Mesa Redonda Global de la Iniciativa Financiera del PNUMA.
Para más información, por favor contace a: Laila Saada (laila.saada@un.org)