Los virus han existido desde hace tanto tiempo como las plantas y los animales, si no más. La mayoría son benignos para los humanos y otros animales y, de hecho, son esenciales para la vida. Pero otros tienen consecuencias negativas, tal y como los humanos están descubriendo en el caso de la COVID-19.
La parálisis crónica es una enfermedad viral que afecta a las abejas productoras de miel en todo el mundo. Según un estudio publicado en Nature Communications, causa síntomas pocos frecuentes, pero graves, y puede llegar a implicar la pérdida de colonias enteras.
Si bien la mayoría de las especies de polinizadores son silvestres, incluidas las más de 20.000 especies de abejas, la cría en masa y el transporte a gran escala de polinizadores -como sucede en la apicultura- pueden presentar riesgos para la transmisión de patógenos y parásitos, dice un informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
![Photo by Charlie Bartlett UNEP](https://cdn.unenvironment.org/s3fs-public/inline-images/Bee_5_Photo_by_Charlie_Bartlett_UNEP_May_2020.jpg?VersionId=null)
"Las enfermedades infecciosas emergentes (...) a menudo surgen de los movimientos de ganado o plantas", señala el estudio de expertos de la Universidad de Newcastle y la Universidad de Saint Andrews publicado en Nature Communications.
En su artículo, los científicos indican que el comercio mundial de abejas melíferas se ha expandido masivamente debido a su uso para la polinización controlada y la producción de miel. Este comercio también puede aumentar la distribución geográfica de los parásitos y patógenos virales, bacterianos y fúngicos de las abejas. En consecuencia, podría aumentar la prevalencia de enfermedades infecciosas emergentes, algunas de las cuales han sido relacionadas con la pérdida de poblaciones a gran escala (colonias).
La parálisis crónica de las abejas tiene un alcance mundial, pero se reporta un aumento reciente de incidencia en Asia, Europa y América del Norte, de acuerdo con el estudio.
Todos dependemos de la supervivencia de las abejas
Las abejas son importantes polinizadores y su servicio es fundamental para la supervivencia de nuestros ecosistemas. Casi 90% de las especies de plantas con flores silvestres del mundo dependen, total o al menos en parte, de la polinización animal, así como más de 75% de los cultivos alimentarios del mundo y 35% de las tierras agrícolas. Los polinizadores no sólo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que son clave para conservar la biodiversidad.
Para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas que enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, las Naciones Unidas designaron el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas.
![2020 UNEP infographic](https://cdn.unenvironment.org/s3fs-public/inline-images/Bee_4_2020_UNEP_infographic.jpg?VersionId=null)
El tema de este año, "Compromiso con las abejas", se centra en la producción de abejas y las buenas prácticas adoptadas por los apicultores para apoyar sus medios de vida y ofrecer productos de buena calidad.
Junto con el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo (21 de mayo) y el Día Internacional de la Diversidad Biológica (22 de mayo), el Día Mundial de la Abeja busca crear conciencia sobre las áreas que aborda el Convenio sobre la Diversidad Biológica, a saber, la conservación de la biodiversidad, la salud, la seguridad alimentaria y los nexos entre personas, cultura y biodiversidad.
El Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio, también celebrará la biodiversidad. La campaña de este año, #PorLaNaturaleza, destaca los servicios vitales que el mundo natural ofrece a la humanidad y la urgencia de detener su destrucción.
La naturaleza está en crisis, amenazada por la pérdida de hábitats y biodiversidad, el calentamiento global y la contaminación. Si no actuamos, le fallaremos a la humanidad. Abordar la nueva pandemia de coronavirus y protegernos de futuras amenazas mundiales requiere una gestión segura de los desechos médicos y químicos peligrosos; un manejo sólido de la naturaleza y la biodiversidad; y un claro compromiso de "reconstruir mejor", crear empleos verdes y facilitar la transición hacia economías neutras en carbono. La humanidad depende de la acción inmediata para un futuro resiliente y sostenible.