Para limitar el calentamiento global en 1,5°C o muy por debajo de 2°C, como lo exige el Acuerdo de París de 2015, el mundo necesita reducir la producción de combustibles fósiles. En cambio, los gobiernos continúan planeando producir carbón, petróleo y gas muy por encima de los niveles consistentes con los límites de temperatura establecidos en el acuerdo climático.
El informe, lanzado por primera vez en 2019, mide la discrepancia entre los planes de producción de combustibles fósiles de los países y los niveles necesarios para limitar el calentamiento global a 1,5 °C y 2 °C, y concluye que esta brecha sigue siendo grande: en 2030 los países planean producir 120% más combustibles fósiles de lo que sería consistente con el objetivo de 1,5°C.
La pandemia de COVID-19 y las medidas de respuesta asociadas han introducido nuevas incertidumbres. Si bien la producción mundial de combustibles fósiles disminuirá drásticamente este año, las medidas de estímulo y recuperación de los gobiernos darán forma a nuestro futuro climático: podrían impulsar un retorno a las trayectorias de producción anteriores a la COVID-19, lo cual garantizará una alteración climática severa, o podrían preparar el escenario para la reducción de los combustibles fósiles como parte de un esfuerzo para reconstruir mejor.
Esta edicion especial del informe analiza cómo han cambiado las condiciones desde el año pasado, qué significa esto para la brecha de producción y cómo los gobiernos pueden preparar el escenario para una transición a largo plazo, justa y equitativa, apartada de los combustibles fósiles.