La agricultura industrial ha sido una forma confiable de producir muchos alimentos a un costo relativamente bajo. Pero no es tan rentable como alguna vez se pensó.
La agricultura insostenible puede contaminar el agua, el aire y el suelo, es una fuente de gases de efecto invernadero y destruye la vida silvestre —un costo ambiental equivalente a unos 3 billones de dólares cada año—. El uso de productos químicos y antimicrobianos puede tener efectos adversos para la salud y provocar infecciones resistentes. Y, adicionalmente, gracias a nuestros hábitos de producción y consumo, este sector se ha relacionado con la aparición de enfermedades zoonóticas, como la COVID-19.
Para conmemorar el Día Mundial de la Alimentación el 16 de octubre, examinamos más de cerca la agricultura sostenible, cómo puede ayudar a reducir nuestra huella ambiental, mejorar nuestra salud e incluso crear empleos.
¿Qué es exactamente la agricultura sostenible?
Es la agricultura que satisface las necesidades de las generaciones actuales y futuras, garantizando al mismo tiempo la rentabilidad, la salud ambiental y la equidad social y económica. Favorece las técnicas que emulan los procesos naturales para preservar la fertilidad del suelo, prevenir la contaminación del agua y proteger la biodiversidad. También es una forma de apoyar el logro de metas globales, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Hambre Cero.
¿La agricultura sostenible realmente marca una diferencia respecto al medio ambiente?
Sí. Utiliza hasta 56% menos energía por unidad de cultivos producidos, genera 64% menos emisiones de gases de efecto invernadero por hectárea y mantiene mayores niveles de biodiversidad que la agricultura convencional.
¿Por qué los alimentos producidos de forma sostenible parecen más caros?
Pueden ser más costosos porque es más laborioso producirlos. Para su certificación, a menudo se requiere que sean separados de los alimentos convencionales durante el procesamiento y el transporte. Los costos asociados con la comercialización y distribución de volúmenes relativamente pequeños de producto son también comparativamente altos, y, a veces, el suministro de ciertos alimentos producidos de forma sostenible es limitado.
¿Por qué algunos alimentos son mucho más asequibles, incluso cuando requieren procesamiento y envasado?
El uso intensivo de productos químicos y medicamentos, y las modificaciones genéticas permiten que algunos alimentos se produzcan de forma económica y en volúmenes altos y fiables, por lo que el precio de venta al público puede ser menor. Pero esto es engañoso, porque no refleja los costos del daño ambiental o el precio de la atención médica que se requiere para tratar las enfermedades relacionadas con las dietas insostenibles.
Los alimentos ultraprocesados suelen ser ricos en energía y bajos en nutrientes y pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y algunas formas de cáncer. Esto es particularmente preocupante en medio de la pandemia de COVID-19. Esta enfermedad es especialmente peligrosa para quienes tienen problemas de salud preexistentes.
¿Es posible la agricultura sostenible en los países en desarrollo?
Sí. Dado que los alimentos producidos de manera sostenible suelen requerir más mano de obra que los alimentos elaborados de forma convencional, tienen el potencial de crear 30% más puestos de trabajo. Y debido a que pueden suponer precios más altos, también pueden generar más ingresos para los agricultores.
¿Es posible hacer alimentos sostenibles que sean asequibles para todos?
Sí. A medida que aumenta la demanda de ciertos alimentos, los costos asociados con la producción, el procesamiento, la distribución y la comercialización disminuirán, lo que debería hacerlos menos costosos para los consumidores. Las autoridades también pueden desempeñar un papel importante al facilitar el acceso al mercado y nivelar el campo de juego en términos financieros y regulatorios.
Si es tan importante, ¿por qué no se ha adoptado la agricultura sostenible como estándar mundial?
Existe una falta de comprensión sobre los vínculos entre la agricultura, el medio ambiente y la salud humana. Los responsables de las políticas no suelen considerar el valor de la naturaleza como una forma de capital, por lo que la legislación no está diseñada para prevenir la contaminación y otros tipos de degradación ambiental. También es posible que los consumidores no se den cuenta de cómo sus elecciones dietéticas afectan el medio ambiente o incluso su propia salud. En ausencia de obligaciones legales o demanda de parte de los compradores, hay pocos incentivos para que los productores cambien su enfoque.
¿Cuáles son algunas formas de consumir alimentos de forma más sostenible?
Diversifica tu dieta y cocina más comidas en casa. Consume más alimentos de origen vegetal y opta por más legumbres, guisantes, frijoles y garbanzos como fuentes de proteínas. Come más alimentos locales de temporada. Compra alimentos producidos de manera sostenible y busca más información sobre las prácticas agrícolas y el etiquetado. Evita el excesivo uso de envases (que probablemente terminarán en el vertedero). No desperdicies comida -la pérdida y el desperdicio de alimentos es responsable de 8%-10% de las emisiones globales de carbono. Cultiva tu propio huerto, aunque sea pequeño. Apoya organizaciones, políticas y proyectos que promuevan sistemas alimentarios sostenibles y conversa sobre la importancia de los alimentos saludables y sostenibles con amigos, familiares, productores, proveedores y legisladores.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) apoya una transición hacia sistemas alimentarios globales que generen impactos netos positivos en la nutrición, el medio ambiente y los medios de vida de los agricultores. El PNUMA ha liderado el desarrollo de una guía para la formulación de políticas colaborativas y una mejor gobernanza a través del Programa de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la red One Planet.
El PNUMA también monitorea el desperdicio de alimentos hacia el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3, que compromete a los Estados a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel de consumidores minoristas. Al desarrollar el Índice de desperdicio de alimentos, el PNUMA está realizando actualmente un modelo global de datos de desperdicio y preparando una metodología armonizada que permitirá a los países seguir el progreso hacia el Objetivo 12.3.