Investigadores de la Universidad de Hawái informan el inesperado hallazgo de que los plásticos más comunes emiten trazas de metano y etileno cuando se exponen a la luz solar.
Los autores de un estudio realizado en la Universidad de Hawái recientemente informaron otra buena razón para redoblar los esfuerzos mundiales contra la contaminación por plásticos: cuando los plásticos se descomponen, emiten metano y etileno, dos potentes gases de efecto invernadero, y la tasa de emisión aumenta con el tiempo. Las emisiones ocurren cuando los materiales plásticos están expuestos a la radiación solar ambiental, ya sea en el agua o en el aire, pero en el aire, las tasas de emisión son mucho más altas.
Los investigadores probaron policarbonato, acrílico, polipropileno, tereftalato de polietileno, poliestireno, polietileno de alta densidad y polietileno de baja densidad, materiales utilizados en envases de alimentos, textiles, materiales de construcción y diversos artículos de plástico.
"El polietileno de baja densidad emite estos gases cuando es incubado en el aire a velocidades aproximadamente 2 y 76 veces más altas que cuando se incuba en agua, en el caso del metano y el etileno, respectivamente", dice el estudio.
"Nuestros resultados muestran que los plásticos representan una fuente hasta ahora no reconocida de gases traza relevantes para el clima que se espera aumente a medida que se produce y acumula más plástico en el medio ambiente", concluye el estudio.
Las bolsas de plástico son las más dañinas
El etileno es ampliamente utilizado en la industria química y su producción global (más de 150 millones de toneladas en 2016) supera a la de cualquier otro compuesto orgánico. Gran parte de esta producción se destina al polietileno. El polietileno, utilizado en bolsas de compras, es el polímero sintético más producido y descartado a nivel mundial y, de los compuestos estudiados, es el emisor más prolífico de metano y etileno.
En los últimos 50 años, la fabricación de polímeros se ha acelerado. Se estima que se han producido más de 8 mil millones de toneladas de plástico virgen desde 1950. Se espera que los niveles actuales de producción anual se dupliquen en los próximos 20 años.
"Dado el crecimiento esperado en la producción de plástico en todo el mundo, es importante para los fabricantes de plásticos, así como para los gobiernos que luchan contra el cambio climático, comprender el alcance de las emisiones de metano y etileno del plástico y su impacto en los ecosistemas", dice Niklas Hagelberg, experto en cambio climático de ONU Medio Ambiente.
"El polietileno, como otros plásticos, no es inerte y se sabe que libera aditivos y otros productos de degradación en el medio ambiente a lo largo de su vida útil", dice el estudio de Hawai.
"Por ejemplo, el aditivo bisfenol-A utilizado en la fabricación de muchos productos plásticos se lixivia mientras el plástico envejece y gases de hidrocarburos se producen durante la descomposición a alta temperatura (> 202 ° C)”.
"Estos productos químicos varían entre los diferentes tipos de plástico y, una vez que se liberan, algunos pueden ser tóxicos y tener efectos adversos sobre el medio ambiente y la salud humana. Los procesos de degradación no solo afectan la integridad química del plástico, sino que también resultan en la fragmentación del polímero en unidades más pequeñas que aumentan el área de superficie expuesta a los elementos", advierte el estudio.
Estos hallazgos otorgan un impulso y una legitimidad adicional a los esfuerzos encabezados por ONU Medio Ambiente y sus aliados para luchar contra la contaminación por plástico. En 2017, ONU Medio Ambiente lanzó la campaña #SinContaminación por plásticos, que ha canalizado los esfuerzos de organizaciones, gobiernos e innumerables autoridades locales por un medio ambiente libre de plásticos.
El metano no debe ser ignorado
Las emisiones antropogénicas de metano han duplicado la concentración de este gas en la atmósfera desde el siglo XVIII. Las emisiones de metano debido a la actividad humana provienen de fuentes agrícolas, como la ganadería, la gestión del suelo y la producción de arroz, y de la producción y el uso de carbón, petróleo y gas natural.
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, el metano atrapa el calor y calienta el planeta 86 veces más que el dióxido de carbono, en base a un periodo de 20 años. Otras fuentes indican que el metano, aunque es mucho menos frecuente, es un gas de efecto invernadero 30 veces más potente que el dióxido de carbono.
Una investigación dirigida por la Universidad de Reading en el Reino Unido indica que las emisiones de metano de las actividades humanas han causado hasta la fecha un efecto de calentamiento que es aproximadamente un tercio del causado por las emisiones de dióxido de carbono -y un 25% más de lo que se estimaba anteriormente-. Por lo tanto, las emisiones de metano deben abordarse dentro los esfuerzos mundiales para frenar el calentamiento global.
Los hallazgos del estudio servirán para la reflexión de las cientos de personas que se espera asistan a la Cumbre Global de Acción Climática, del 12 al 14 de septiembre, en San Francisco, Estados Unidos.
Para más información: Niklas Hagelberg: Niklas.Hagelberg [at] un.org